[ EL POST DEL MES ]
“Escuchar
activamente,
entender,
acompañar
y tratar con
respeto no es
malcriar”
hijos. Es como si tuviéramos
que quedar por encima de
ellos siempre, y la prueba está
en muchas de las frases que
utilizamos: “Esto es así porque
lo digo yo”, “Tú aquí no tienes
nada que decir”; “Te callas, y
punto”… Además, esta creencia
aumenta muchísimo más cuan-
do estamos en un sitio público,
en el que estamos más pen-
dientes del qué dirán que de lo
que realmente está ocurriéndo-
le a nuestro hijo.
Es importante dar a conocer que en la educación
respetuosa existen normas, lógicamente acordes a
la etapa por la que esté pasando el niño. Se ex-
presan de manera sencilla y clara, y se definen de
manera consensuada en el entorno familiar. Existen
también las consecuencias (naturales y artificiales)
y por supuesto, el “no” está presente. No podemos
confundir educación respetuosa con permisividad.
Y sí creo que es importante cambiar el sentido de
la palabra “malcriar”: malcriar es gritar, amenazar
o chantajear, puesto que estamos enseñando y
promoviendo esas técnicas en ellos, pero malcriar
no es escuchar activamente, entender, acompañar
y tratar con respeto. Tratar con amor y respeto no
puede ser sinónimo de malcriar.
AC: Eres madre: ¿Qué ha supuesto la maternidad
para ti?
MR: La maternidad es lo mejor que me ha pasado
en la vida. ¡Y no es una frase hecha!. Me ha dado
la capacidad de amar de manera incondicional,
y sobre todo, de aprender a diario de mi hijo, que
con su lógica aplastante desmonta cualquiera de
los argumentos que pueda construir. Cierto es que
no es fácil ser madre, que agota, que se te acaba la
energía cuando él está todavía a mil revoluciones,
y muchas veces se agotan hasta los recursos, pero
todo eso no es ni la mitad de lo que él, desde su
inocencia y generosidad, es capaz de ofrecerme.
AC: ¿Te ha hecho cambiar mucho la forma en que
veías la crianza?
MR: Desde que me quedé embarazada empecé a
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mama
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leer sobre crianza. Primero
sobre el embarazo y la lactan-
cia, y luego más sobre cómo
abordar el día a día, conocien-
do la evolución y las etapas por
las que van pasando los niños,
y sobre todo, adentrándome
en el mundo de las emociones,
que sinceramente, me apasio-
na. Y a raíz de todas esas lectu-
ras, de las búsquedas constan-
tes por internet, de seguir los
blogs de otras mamás y otros
papás, he podido conformar
esta idea de crianza. Cierto es que la crianza respe-
tuosa tiene mucho que ver con mi personalidad y
mi manera de ser. Mi lema es: ¿si trato a las perso-
nas con educación, respeto y cordialidad, por qué
no puedo hacerlo con mi hijo? Esa es mi base de
pensamiento y de actuación.
AC: Citas a veces en tus posts a Carles Capdevi-
lla, al que dices que admiras. ¿Hasta qué punto es
importante el humor que él pregona para hacer más
fácil la crianza?
MR: Admiro y sigo todo lo que hace Carles Capde-
villa. Le da tanto sentido común a las cosas, hace
del pensamiento y de la crianza algo tan sencillo,
que sólo personas con esa genialidad pueden ex-
presarlo como él lo hace. Y además, lo hace con un
sentido del humor impresionante y aplastante. Creo
que no hay necesidad de enfadarse constantemente
con todo lo que nos rodea, que la vida con alegría
y humor se vive mucho mejor. ¿No te ha pasado
nunca que un berrinche se ha venido a menos con
una broma o con unas simples cosquillas? Eso no
quita que luego sea necesario hablar de lo que ha
ocurrido, analizarlo y ayudar a entender y a buscar
soluciones, pero ya desde el plano de la calma y
con perspectiva.
AC: Eres madre, como decíamos, pero también
pedagoga de profesión. ¿Se puede hacer pedagogía
desde la blogosfera o se consume todo demasiado
rápido y la pedagogía necesita más calma?
MR: Sí que se puede. Desde Madresfera, por ejem-
plo, hay todo un movimiento de papás y mamás