[ SOLIDARIDAD ]
Niños y voluntarios
en el Centro de
Apoyo al Niño
Hospitalizado
de Menudos
Corazones.
zo como si éste llega tras el naci-
miento. “Cuando te dicen que tu
hijo tiene una cardiopatía congé-
nita al principio no sabes ni lo que
es, pero sabes que es del cora-
zón y entonces te asustas porque
obviamente el problema lo aso-
ciamos a un órgano vital”. Como
afirma Amaya, asusta sobre todo
“la incertidumbre, el no saber qué
va a suceder, qué vida le espera
a tu hijo y hasta qué punto va a
cambiar también tu vida con este
diagnóstico”.
“Es increíble que
se pueda operar
el corazón de
un niño en sus
primeras horas
de vida, un
corazón que es
del tamaño de
una nuez”
Cada persona es un mundo y, de-
pendiendo de las herramientas emocionales que tenga,
puede afrontar mejor o peor la situación, pero en ge-
neral, como explica la directora de Menudos Corazo-
nes, todas necesitan un elemento básico para situarse
y volver a andar tras el shock emocional que supone el
diagnóstico: información. Información para conocer más
sobre la enfermedad, pero sobre todo para “saber que
lo que tú estás empezando a vivir ya lo han vivido otras
familias, para abrir la puerta a la esperanza y no sentirte
como un bicho raro”. De hecho, en ese compartir la ex-
periencia está el germen de la Fundación. Por eso, cons-
cientes de esta necesidad, desde la ONG se encargan
de “acompañar a la familia y al niño en todo el proceso
82
•
mama
• MARZO 2017
de la cardiopatía congénita, es de-
cir, toda la vida”. En los momentos
más importantes, como son “el pri-
mer diagnóstico, la operación, el
postoperatorio o el momento de la
vuelta a casa”, pero también en los
“menos” importantes o rutinarios,
dando “compañía y apoyo psicoló-
gico y emocional” a las familias.
Los niños son otra historia.
Han nacido con la cardiopatía y
aprenden a vivir con ella porque
es parte de sus vidas. No obstan-
te, la aceptación de la misma pue-
de verse afectada por cómo lo
afronten los padres, ya que sus estados de ánimo “se
van transmitiendo a los niños sin querer”, por eso des-
de Menudos Corazones consideran “tan importante”
el trabajo psicológico con los padres. “Los niños son
muy conscientes de que tienen una cardiopatía con-
génita y de cuáles son sus limitaciones. Ellos mismos
aprenden a autolimitarse, por ejemplo, con el ejercicio
físico. También son niños que tienen experiencias que
no tienen otros niños por lo que maduran antes y que,
en general, aprenden a disfrutar de las pequeñas co-
sas y valoran los pequeños triunfos, cosa que es muy
importante”, añade.