mos a los hijos que no hagan cosas
que nosotros hacemos: “Es fre-
cuente decirles “estas siempre con
el móvil” o “hay que ver qué canti-
dad de cosas le han regalado”; y no
nos damos cuenta de que nosotros
estamos continuamente con el
móvil o con la tableta, que estamos
cada uno en una habitación viendo
la televisión”.
UNA PUERTA
A LA ESPERANZA
Según la ONU, la degradación de la
tierra, la disminución de la fertili-
dad de los suelos, el uso in-
sostenible del agua, la sobrepesca
y la degradación del medio marino
están disminuyendo la capacidad
de la base de recursos naturales
para suministrar alimentos. Si a eso
añadimos que solo el 0,5% del agua
del planeta tiene que satisfacer to-
das las necesidades de agua dulce
de los ecosistemas y del hombre y
“La publicidad
orienta a los
menores hacia
la satisfacción
inmediata
de los deseos,
a priorizar
el tener sobre
el ser”
que el ser humano está contami-
nando el agua a un ritmo más rápi-
do del que precisa la naturaleza
para reciclarla y purificarla en los
ríos y los lagos, la situación se
vuelve dramática. Y si a eso suma-
mos el incremento disparatado del
consumo energético a nivel mundi-
al, el panorama es apocalíptico.
Sin embargo, hay esperanza,
porque como afirma la socióloga
Lourdes Gaitán, no es imposible es-
capar de esta realidad, sino que
solo hay que cambiar de priori-
dades porque “la cultura de con-
sumo no es un imperativo, sino una
elección”. Y eso, según José Anto-
nio Liébana, pasa inevitablemente
porque consumir deje de ser el
centro de nuestra existencia: “Ten-
emos que aprender a vivir no pen-
sando en lo que no tenemos sino
en disfrutar de lo que tenemos. En
este sentido habría que reducir el
Sile, Nole: una iniciativa que fomenta
el consumo responsable
Desde 2007, aunque no fue registrada hasta 2010,
la Asociación de Educación al Consumo Adelita
está llevando a cabo proyectos para promocionar
un Consumo Consciente y Responsable en el que
primen las relaciones humanas y el cuidado por los
recursos del planeta. Entre sus objetivos, además de
éste, están el promover la autonomía responsable
y el poder transformador de las personas, haciendo
especial énfasis en la infancia. Y también el
promocionar y difundir sistemas de consumo
alternativos como el trueque o el uso de productos
de segunda mano.
De la mezcla de estos dos objetivos, de la
infancia y el truque, surgió el proyecto ‘Sile,
Nole’, que desde 2011 se lleva a cabo en el mes
de diciembre en el Patio de la Casa Encendida
30
•
mama
• MARZO 2017
de Madrid. En él los niños, desde muy pequeños,
se divierten a la vez que se sensibilizan sobre
el consumo consciente y responsable. ¿Cómo?
A través de la reutilización de juguetes en buen
estado. Cada niño lleva a este mercadillo infantil
aquellos juguetes con los que ya no juega o no
necesita y éstos quedan a disposición del resto
de menores. Y al igual que juguetes también
se aceptan otros objetos, como instrumentos
musicales, pinturas de colores, libros o ropa.
De esta forma los niños pueden reestrenar
juguetes, intercambiar unos por otros, sin
necesidad de hacer un gasto económico,
aprendiendo de esta forma que no siempre
es necesario gastar dinero y que reutilizar los
juguetes es una forma muy válida de consumo.