[ LA COLUMNA FUCSIA ]
Lo vivo, lo siento,
lo pienso... y a veces
lo escribo.
Echo de menos.
Peliculeo de más.
«Never explain,
never complain».
Los
referéndums
Los referéndums vuelven a estar de moda, y eso me
recuerda la época en la que vivía en casa de mis pa-
dres: en mi familia cualquier decisión implicaba con-
vocar un referéndum. ¿Que querías comprarte un co-
che? Referéndum. ¿Que querías ir a la universidad?
Referéndum. ¿Que querías salir hasta las 3 de la ma-
drugada como todas tus amigas? Dictadura.
Tantos años de sometimiento a estas consultas me en-
señaron que no siempre son la mejor fórmula para que la
élite y la ciudadanía lleguen alcanzar el bien común. Por
eso ahora solo los utilizo cuando me da por jugar a ser
socióloga.
En una de esas convoqué una consulta en la que for-
mulaba esta pregunta: «¿Qué necesitas para ilusionar-
te?». La mayoría de la ciudadanía coincidió en requerir
que sucediese algo inesperado y grandioso.
Arrugué la nariz al leer eso. Pensé que tener un lis-
tón tan alto nos hace la vida más complicada. Me
acordé también de la frase de Borges en el prólogo de
Los Conjurados, últimamente la tengo en mi cabeza a
menudo: «Al cabo de los años he observado que la
belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un
solo día en el que no estemos, al menos un instan-
te, en el paraíso.»
A mí me ponen contenta cosas pequeñas,
cierto que también inesperadas en ocasiones,
pero no necesariamente. Me ilusiona levan-
tarme y comprobar que por fin mi orquídea
tiene una flor. Igual que me ilusionaba la no-
che de Reyes, aunque ya fuese lo suficiente-
mente mayor como para saber en qué con-
sistía la noche de Reyes. Me ilusiona comprar
libros. Y llegar a la oficina y encontrar una
nota de mi mejor amiga que solo dice «¡Bue-
nos días!».
Ponerme contenta me ilusiona.
Y resulta que ilusionarse nunca pasa de
moda. ■
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MARZO 2017 •
mama
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