Madresfera Magazine 06 - Septiembre 2016 | Page 30

Los buenos profesores y los charlatanes de la educación “Muchos profesores lo que quieren es enseñar bien, sean o no sean calificados de modernos”. Para Alberto Royo, profesor y autor de ‘Contra la nueva educación’ (Ed. Plataforma) lo importante no es enseñar “a la antigua” o de forma “moderna”, sino que los docentes logren conseguir su meta. “Si la meta es que nuestros alumnos aprendan y una metodología novedosa consigue el objetivo, fantástico. Si se logra con métodos tradicionales, lo mismo”. Lo que no comparte Royo es que se califiquen como “novedosas” propuestas que tienen muchos años, algunas de las cuales han demostrado ser, según el profesor, “poco eficaces o incluso perjudiciales”. Dice que es ilógico que se califique o se etiquete a los docentes “no en eficaces o ineficaces, sino en innovadores o trasnochados” y opina que “la nueva educación es una corriente más mediática que real”. En este sentido, para el autor de ‘Contra la nueva educación’, el objetivo de la escuela debe ser formar ciudadanos libres: “Proporcionarles las herramientas que les permitan ejercer una ciudadanía crítica, activa y vigilante, porque un ciudadano culto y formado será menos manipulable que un ignorante. Al mismo tiempo, la escuela ha de garantizar la igualdad real de oportunidades y permitir que todo alumno que tenga interés desarrolle al máximo sus capacidades. Aquel que sea más capaz, necesitará esforzarse menos que el que tenga más dificultades. Pero este contará con 30 • mama • SEPTIEMBRE 2016 todo el apoyo necesario a cambio solo de que manifieste voluntad por aprender”. Insiste Royo en que la proliferación de nuevos caminos educativos ha generado un aumento de charlatanes de la educación: “Desde el momento en que se admite que se puede saber poco pero comunicar muy bien, que lo de menos son los contenidos sino cómo se transmiten, que hay saberes caducos o que lo que el alumno necesita saber lo puede encontrar en internet, la figura del charlatán educativo queda oficializada”. Sin embargo, también cree que hay buenos profesores y que “un sistema mediocre no debería ser excusa para hacer cada uno nuestro trabajo lo mejor que podamos y sepamos”. ¿Qué hace entonces que uno sea un buen profesor? “Lo fundamental es que sepa, pues uno explica mejor aquello que domina. Después, un buen docente tiene que estar comprometido con su actividad y preocuparse por que sus alumnos aprendan. El buen profesor siempre hace autocrítica y revisión de su didáctica, está en continua evolución y aprendiendo sobre su materia, para estar en mejores condiciones, mediante la mejora que supone la praxis educativa, de transmitir mejor los contenidos de su asignatura. Por último, la tercera condición es el entusiasmo. Difícilmente, si no creemos en el valor del conocimiento, si no amamos nuestra asignatura, podremos contagiar y convencer a nuestros alumnos”.