Madresfera Magazine 06 - Septiembre 2016 | Page 21

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Historias

C

uenta la leyenda que en España hubo una
época en la que los profesores eran respetados. Lo que omite esa leyenda es que
eran respetados porque (algunos) se hacían
respetar a base de collejas, castigos y cinturón, no porque realmente fuese valorada su profesión.
En Finlandia la realidad cuenta que los docentes son
hoy autoridades en el país. Y no les hace falta una
regla con la que dejar marca a sus alumnos. Lo son
porque se traen entre manos una labor primordial en
cualquier sociedad, aunque en algunas no se valore lo
suficiente: formar a personas, a los adultos del futuro.
Y porque dejan marca en sus alumnos, por supuesto.
Pero en el buen sentido de la expresión.
No es fácil ser profesor en Finlandia. A la profesión
solo llegan los mejores. Los que acaban el bachillerato y la reválida con sobresaliente y luego consiguen
enamorar a un exigente tribunal (solo 1 de cada 4
aspirantes consigue plaza) con su alto grado de conocimientos, de pasión y de implicación social. Los que
después de todo esto aún superan las pruebas de las
facultades de educación y convencen en la entrevista
personal por su capacidad de comunicación y la em-

nórdicas

patía que demuestran. Quizás por todo esto tienen el
prestigio social que tienen. Y el sueldo que tienen.
Una vez en la Universidad aprenden de los mejores,
junto a quienes hacen prácticas, y luego se ganan su
plaza no en una oposición, sino pasando procesos de
selección dirigidos por los directores de los centros
educativos con el asesoramiento de su equipo directivo. Es decir, son contratados en función de las necesidades del centro y del estilo del centro, pudiendo
conseguirse de esta forma una plantilla de docentes
que rema toda en la misma dirección, con el mismo
estilo y las mismas inquietudes.
No es una relación causa-efecto, pero el prestigio y la
capacidad de los profesores, unido a otros factores
propicios del sistema educativo finlandés, hace que
cada año los alumnos del país nórdico despunten en
el informe PISA con sus resultados. Y que países de
todo el mundo quieran copiar su modelo. Mientras en
España cambiamos de ley educativa en cada legislatura sin resultados aparentes, nos olvidamos de que la
revolución en el campo de la educación puede empezar, por qué no, por el profesorado. ■

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SEPTIEMBRE 2016 •

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