“Hoy en día
las mujeres
podemos elegir
si queremos ser
madres o no
porque es una
elección, no es
una obligación.”
crecer, compartir... Pero también me
parece lo más difícil del mundo, y lo
más duro y agotador. Cada día
aprendes con ellos y de ellos. Para
mi ser madre es una experiencia
única, transformadora, motivadora,
que me ha dado alas y que me ha
ayudado a querer ser mejor en todo
momento.
¿Cómo voy a enseñarles a mis hijos
a ser buenos y comprometidos si yo
no lo soy? Yo soy su ejemplo, su
espejo, por eso es muy importante
que vean en mí esa persona que a mí me gustaría
que fueran. Mis hijos no han decidido nacer, es una
elección mía, por tanto es un compromiso con ellos
de una importancia tremenda: tienes en tus manos
un material humano maravilloso, una página en
blanco en la que tú vas a ir escribiendo. Para escribir
ese libro bien hay que invertir tiempo. Yo no sólo
quiero un mundo mejor para mis hijos sino que
quiero dejar unos hijos buenos para este mundo. Ese
también es mi compromiso para hacer un mundo
mejor.
Precisamente sobre maternidad te lanzas a rodar
en 2012 un documental que bajo el título ‘Madre’
muestras cinco formas muy diferentes de vivir la
maternidad.
Yo creo que la maternidad hoy en día es muy diferente a la de nuestras madres o a la de nuestras abuelas.
La maternidad puede ser de dos mujeres, de dos
hombres, de una sola mujer, de un hombre. Un niño
hace una familia. Antes la idea era que un niño
necesitaba a un papá y a una mamá pero hoy esto ha
cambiado y hay muchos modelos de familia. En
‘Madre’ yo quería contar una maternidad contemporánea, los modelos de maternidad diferentes que
puede haber, todos igualmente válidos, pero que
nunca pueden ser iguales porque ninguna mujer es
igual que otra.
Dices que “la forma en que vivimos ahora la maternidad no tiene nada que ver con cómo la vivieron
nuestras madres o nuestras abuelas”. ¿Crees que lo
tenemos más fácil o más difícil que ellas?
Mucho más difícil. Es verdad que ellas trabajaban
muchísimo en el hogar pero es que nosotras además
de trabajar mucho en el hogar
trabajamos fuera. La conciliación es
nuestro caballo de batalla, ese al
que nunca llegamos, y que se
traduce en un montón de renuncias
personales porque no hay más
tiempo.
¿Crees que valora la sociedad
actual la maternidad? ¿A las
madres?
La sociedad actual no sólo no
premia la maternidad sino que no
está trabajando en el ser humano, no pone el foco en
él. La prueba de ello, insisto, la tenemos en la conciliación. En España a las 8 de la tarde hay gente que
todavía está trabajando, ¿cómo puede ser eso
compatible con las cenas, los baños, los deberes de
los niños? En Europa a las 5 de la tarde están ya
todos en sus casas, con sus familias. Lo que es
importante no son las horas presenciales sino los
objetivos y el ser humano. Si nos centráramos en eso
todos seríamos más felices porque tendríamos más
vida personal, más vida familiar, y eso mejoraría
nuestra calidad de vida.
¿Es difícil la conciliación también para Mabel
Lozano?
Dificilísimo, como para todas. Yo impongo horarios
en los rodajes para estar al lado de mis niños pero
también tengo que viajar muchísimo por lo que para
mí la conciliación es una utopía. Con el sentimiento
añadido de la culpabilidad que parece que sólo
tenemos las mujeres.
¿Quizás somos demasiado exigentes con nosotras
mismas queriendo abarcar demasiado? ¿Se nos
exige mucho desde fuera a las madres?
Creo que nosotras mismas nos exigimos demasiado.
Con la edad vas relativizando mucho más las cosas y
piensas que no tienes que ser la mejor profesional ni
la mejor madre. Esto es una carrera de larga distancia
en la que no hay descanso y en la que tenemos que
hacerlo lo mejor que podamos, pero que admite
relevos, que son muy necesarios. Mi marido Eduardo
y yo somos un equipo en ese sentido y estamos
comprometidos al cien por cien con nuestros niños y
con nuestra familia para poder seguir avanzando. ■
JULIO 2016 •
mama
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