Madresfera Magazine 05 - Julio 2016 | Page 40

hipertrigliceronemia o hipercolesterolemia, sin olvidarnos del rechazo social, las menores posibilidades de encontrar trabajo o un mayor riesgo de sufrir depresión. Hablamos de riesgos, no tiene por qué suceder, pero están ahí. “En el resto de países europeos la figura del nutricionista existe en la Sanidad Pública pero en España no” Ante este panorama, ¿debería haber dietistas- nutricionistas en la sanidad pública? ¿Por qué son importantes estos profesionales sanitarios? Sí, desde luego. Está documentado que el “gasto” que supondría incorporar al nutricionista a la Sanidad Pública a la larga supondría un ahorro enorme en gasto sanitario en atención, tratamientos y cuidados de las enfermedades relacionadas con una incorrecta alimentación. Esto está presentado ante el Senado y llevamos años en esta lucha. No sólo se evitaría un enorme gasto sanitario sino que se 40 • mama • JULIO 2016 acabaría la discriminación que existe: a día de hoy sólo puede permitirse un nutricionista quien tiene dinero para poder pagarlo. En el resto de países europeos la figura del nutricionista existe en la Sanidad Pública pero aquí no. ¿Por qué? Bueno, pues seguramente porque es una figura relativamente nueva, no tiene el recorrido que tiene un enfermero o un pediatra. Entonces, economía y obesidad, ¿también están relacionados? Sí, están muy relacionados. A mayor poder adquisitivo, mayor acceso a la información, a alimentación más saludable, a hábitos mejores. Y no sólo en cuanto a economía también en cuestión de género. La prevalencia de obesidad es menor en mujeres ricas y eso no ocurre igual en los varones con dinero. Vivimos en un entorno obesogénico en el que reinan la publicidad de productos superfluos y en el que son evidentes las relaciones de “interés” entre la industria alimentaria y determinados entes. Nos has hablado de la culpa de los gobiernos de turno pero, ¿podemos buscar más culpa bles? Pues hace un tiempo yo achacaba todo esto a una falta de legislación al respecto pero ahora diría que no. La legislación alimentaria en España es muy buena pero lo que pasa es que no se cumple. Las sanciones son irrisorias y, por tanto, a la industria ali- mentaria no le cuesta nada saltarse las normas porque al final el beneficio es mayor que la sanción. Deberían imponerse multas mucho más elevadas cuando se está hablando de un perjuicio de la salud pública. Se están haciendo pasar alimentos insanos por alimentos sanos. ¿Qué hacer entonces con la publicidad de productos de suplementos mágicos y demás en horario infantil? ¿Deberían eliminarse completamente? Por supuesto. Es publicidad engañosa dirigida a un público vulnerable, dando faltas estimaciones de salud a un producto que en absoluto las tiene y al que creo que no se le puede llamar “alimento”. No me cabe duda de que deberían retirarse. Además, en mi opinión, son productos que no estimulan los mecanismos de saciedad y tengo serias dudas de que eso pueda hacer engordar a los niños. Pero hay padres muy convencidos de la necesidad de este tipo de productos. ¿Falta entonces educación nutricional? Absolutamente. Vivimos en una sociedad enferma en general, pero sobre todo enferma de desconocimiento y enferma de una sobrepreocupación tremenda. Nos han hecho creer que nuestros hijos tienen que ser perfectos y tienen que tener hambre los 365 días del año. Cada niño es distinto y pensar que todos tienen que ser iguales y tienen que dormir 8 horas, y