[ SOLIDARIDAD ]
A
Bernardo y a su mujer les costó mucho
tiempo tener un diagnóstico de lo que le
ocurría a Merceditas. Y les costó aún más
si cabe asimilar la noticia. “Hay una etapa
de duelo que cumplir, que se repite absolutamente en todas las familias, con matices de
unas a otras, pero es algo tan intenso que pone a
prueba tu capacidad de resistencia ante lo imprevisto. Además, se trata del material más sensible
que puedas conocer, un hijo”, reflexiona. El diagnóstico, sin embargo y
por otra parte, tras meses de angustia, les proporcionó “certidumbre y
estabilidad emocional”,
un colchón para centrarse en trabajar en cada
uno de los frentes y carencias que presentaba
la pequeña, “por suerte,
ninguno degenerativo, lo
cual quitaba mucha presión a la hora de tomar
decisiones”.
¿Y cómo cambia la
percepción de la maternidad/paternidad,
tras
una primera experiencia,
la llegada de una niña
con problemas de desarrollo? “Ya teníamos una
hija mayor, Paula. Su desarrollo era y es de libro. Y entonces te preocupabas
de cosas más superficiales, si me permites el término, de “gilipolleces”. Ahora valoramos el esfuerzo de
nuestras dos hijas como nunca, y cotizamos y protegemos nuestro tiempo con ellas como oro en paño”.
La llegada de Merceditas no sólo los ha cambiado
a ellos. También a su hermana: “Paula iba para niña
y ahora es casi una madre postiza, en miniatura. El
grado de responsabilidad y madurez que está desarrollando es digno de aplauso. Creo que toda esta
historia de Miaoquehago está sirviendo para que
ella viva con naturalidad su relación con su herma-
na. Está superorgullosa de ella, y lo va demostrando
por todas partes. Eso nos tranquiliza y nos encanta”.
El blog nació a raíz de un comentario desafortunado de una persona cercana, que en pleno periodo
de duelo puso en duda que ellos fueran felices con
su hija: “Entendimos que había dos formas de afrontarlo: encerrándonos y sobreprotegiéndola, lo cual
podría dar lugar a todo tipo de valoraciones de terceros y un cierto aura de lástima o, por el contrario,
sacar pecho y hablar sin
tapujos del desarrollo de
la niña, dejando al descubierto miedos y alegrías,
para
demostrar
ante
cualquiera que nuestra
vida no distaba mucho,
al fin y al cabo, de la de
los demás”. Y a partir de
ahí, “proyectados como
un misil” por la energía
con la que abandonaron
el duelo, Miaoquehago
empezó a crecer: “La
respuesta fue inmediata
y descomunal. Una de
las entradas alcanzó en
pocas horas las 10.000
visitas. Nos llegaban correos cargados de ánimo
y sentimiento de todas
partes del mundo”.
La alegría desbordada por las estadísticas y el
apoyo fue el empujón que necesitaban para dar un
paso más y poner en marcha una vieja idea, “una
fundación para ayudar a gente en parecida situación”. Así surgió la Fundación Miaoquehago de ayuda a niños con problemas de desarrollo infantil, que
nació “de una necesidad compartida, de una sensación de estar recién llegado a esto y estar completamente perdido y de entender que debemos echar
una mano a los que se vean igual. Así ganamos todos”. La Fundación tiene tres objetivos: compartir
información sobre centros, profesionales y terapias;
MAYO 2016 •
mama
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