[ SALUD ]
La salud bucodental
de los bebés y niños:
mitos, trucos y
recomendaciones
El sueño, la alimentación, el desarrollo de los niños y su
salud son los temas que más preocupan a los padres que, a
menudo, se olvidan de algo también muy importante: la salud
bucodental de los pequeños. En Mama hemos hablado con
Irene Iglesias, madre y odontóloga especializada en niños,
para conocer las últimas evidencias en el tema, algunas
recomendaciones de salud bucodental que no debemos pasar
por alto y cuáles son los mitos que giran en torno a la misma.
POR
DIANA OLIVER
S
i le preguntamos a Irene Iglesias, Licenciada en
Odontología y experta en salud bucodental infantil, cuándo es recomendable hacer la primera
visita al dentista con nuestros peques, ella lo tiene muy claro: “En el útero”. Y es que, según la
odontóloga, “la primera visita debe ser cuando la madre
está embarazada, o antes, para aportar indicaciones higiénico-dietéticas”, ya que, según nos explica, los dientes de leche comienzan a formarse muy pronto, tanto
que muchas madres aún no saben siquiera que están
embarazadas. “El déficit de vitamina D en la madre, por
ejemplo, puede dar lugar a alteraciones en la estructura
dental del niño que le predisponga a caries de la primera infancia. Dar a las embarazadas consejos sobre salud
bucodental disminuye radicalmente las caries en sus hijos”, afirma. Después, la primera exploración bucodental
con el niño debería ser antes del primer año, según las
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sociedades científicas, pero Irene prefiere adelantarla a
los 6 meses “para mostrar a las madres cómo deben cepillar y cómo deben hacer para prevenir caries en sus
bebés”. En ese sentido, añade que puede ser una buena
idea acudir con el bebé aprovechando la visita de un
hermano mayor o directamente acompañando a su madre a su revisión habitual para que vaya tomando contacto con el dentista.
¿Y cuándo debemos empezar a preocuparnos por la
higiene bucodental de nuestros hijos? “Desde la erupción del primer diente”. Así de clara es Irene Iglesias,
quien recomienda que antes de que eso suceda, ya hayamos acostumbrado al niño a “limpiar con un dedo envuelto en una gasa por las encías, entre encías y labio y
sobre la lengua, o con un dedal de silicona para aliviar
las molestias de la erupción”. El objetivo de esto, según