[ LIBROS ]
DEVORANDO LIBROS (CUANDO SE PUEDE)
Una vida en una noche de insomnio
‘En cinco minutos levántate María’
de Pablo Ramos
No sabemos qué edad tiene, pero
intuimos que María roza o sobrepasa los sesenta, esa edad en la
que uno, con más vivido que por
vivir, echa la vista atrás y empieza a hacer balance de lo que fue y
de lo que es, de los sueños que se
quedaron por el camino sepultados por una realidad aliada con la
rutina que se empeña en no dar su
brazo a torcer. Ni siquiera ante una
mujer como María, que desvelada
antes de que suene el despertador,
con su marido, que le hace dormir
siempre con la radio puesta, roncando a pierna suelta, decide que
hoy es el día en el que se levanta
para cambiar las cosas.
Quizás por ello se da cinco minutos más para estirar las piernas y
desperezar la mente. Para coger
fuerzas y cargarse de valentía.
Cinco minutos, o veinte, quién
sabe, que se convierten en un
maravilloso monólogo interior, en
una conversación consigo misma,
en un viaje por momentos que
marcaron su vida, en una vorágine de pensamientos en apariencia
dispares pero siempre coherentes
que nos dibujan a una madre luchadora y conciliadora, sostén de
una familia marcada por la humildad, las drogas, la desestructuración y la oscuridad de una habitación sin ventanas.
90
•
mama
• MARZO 2016
Con esta novela el argentino Pablo
Ramos cierra su trilogía sobre Gabriel Reyes, el hijo de María, un tipo
devastado por el alcohol y las drogas, dado a elegir siempre el lado
más salvaje de la vida, que en esta
entrega nos es mostrado desde el
retrovisor de su madre, a través
de la mirada de una mujer que lo
quiere, lo sufre y siente una especial devoción por él. Quizás por su
tendencia a lanzarse al abismo sin
paracaídas. Quizás porque con Gabriel todo empezó a ir mal desde el
momento en el que su carácter chocó con el de su padre y entre ambos se levantó una muralla de hielo
que ni el cálido verano porteño logró nunca derretir: “Y sin embargo,
eso: odiabas a este hombre, justo al
hombre que no podías odiar. Si un
hijo no encuentra los valores en su
padre se convierte poco a poco en
un hombre vulnerable, en un infeliz,
en un paria”.
Con la única compañía de la luz de
una luciérnaga que se golpea contra
la madera, con su marido dormido y
ausente, como ha estado gran parte
de su vida, María nos relata en esta
breve novela la vida de una madre
que podría ser cualquier madre, de
una mujer que se pregunta “¿por
qué nacemos predestinados a perseguir una felicidad que vive siempre donde nosotros no estamos?”,
de una ya abuela que se sigue desviviendo por los suyos, intentando
tender puentes entre los polos de
una familia que desintegra; de una
señora lúcida y crítica con el capitalismo (“mientras el pájaro confía en
que la rama va a sostenerlo, nosotros seguimos comprando confianza con tarjeta de crédito, pagándola
por mes, sintiéndonos cada vez más
insatisfechos, más indefensos”) que
aún hoy añora cada día a quienes
de alguna forma u otra marcaron
para siempre una vida que seguramente no es la que soñó, pero sí la
que le tocó en suerte en ese imprevisible sorteo cuya mano inocent