Madresfera Magazine 03- Marzo 2016 | Page 69

[ SANA-MENTE ] E l sexo en la paternidad es un tema del que se habla poco de manera abierta, muchas veces un tema tabú, pero lo cierto es que convertirte en padre y en madre cambia la concepción anterior, especialmente después del parto, momento clave en la pérdida del deseo sexual. Para Alberto Soler, psicólogo especialista en psicoterapia, hay varios factores que interaccionan: físicos, hormonales y contextuales. “El cuerpo de la mujer después del parto no está en las mejores condiciones para disfrutar del sexo y cuanto más intervencionista ha sido el parto, peor. Por ejemplo, la episiotomía, cuyas tasas siguen siendo aún muy elevadas, es frecuente que cause dispaurenia (relaciones sexuales dolorosas) a largo plazo. A nivel hormonal, y mientras dura la lactancia materna, hay también una respuesta que dificulta las relaciones sexuales y baja la motivación hacia ellas. Es una especie de mecanismo evolutivo de protección que nos hace estar más centrados en criar al bebé que acaba de nacer que en fabricar otro”. Alberto apunta que, además, los cambios que se producen desde el nacimiento del bebé hacen que muchas veces “sea complicado encontrar las energías, la motivación y la ocasión para poder disfrutar de las relaciones sexuales”. Hace unos años, un estudio científico relacionaba un descenso de los niveles de testosterona, hormona muy relacionada con el deseo sexual, con la llegada de la paternidad. Mamen Jiménez, psicóloga, sexóloga, terapeuta de pareja y autora del blog Lapsicomami.com, nos explica que desde un punto de vista antropológico tiene sentido, “ya que reduciría la probabilidad de procrear de nuevo a corto plazo, favoreciendo así la atención y cuidado al bebé”. Sin embargo, opina que no podemos concluir que la “implicación en la crianza” sea el único factor responsable del descenso en esta hormona: “El estrés y el cansancio suelen producir también este efecto y, como sabemos, ambos se dan casi de forma inherente a esta etapa de la vida, así que resulta difícil discernir qué está detrás exactamente de este hecho”. La sexóloga añade que la conducta de los seres humanos se regula por algo más que por el aumento o disminución de los niveles de una “implicación en la crianza” sea el único factor responsable del descenso en esta hormona: “El estrés y el cansancio suelen producir también este efecto y, como sabemo ̰