[ SANA-MENTE ]
E
l sexo en la paternidad es un tema del que
se habla poco de manera abierta, muchas
veces un tema tabú, pero lo cierto es que
convertirte en padre y en madre cambia la
concepción anterior, especialmente después del parto, momento clave en la pérdida del
deseo sexual. Para Alberto Soler, psicólogo especialista en psicoterapia, hay varios factores que interaccionan: físicos, hormonales y contextuales. “El cuerpo de la mujer después
del parto no está en las
mejores condiciones
para disfrutar del sexo
y cuanto más intervencionista ha sido el parto,
peor. Por ejemplo, la
episiotomía, cuyas tasas
siguen siendo aún muy
elevadas, es frecuente
que cause dispaurenia
(relaciones sexuales
dolorosas) a largo plazo.
A nivel hormonal, y
mientras dura la lactancia materna, hay también una respuesta que
dificulta las relaciones
sexuales y baja la motivación hacia ellas. Es una
especie de mecanismo
evolutivo de protección
que nos hace estar más
centrados en criar al bebé que acaba de nacer que
en fabricar otro”. Alberto apunta que, además, los
cambios que se producen desde el nacimiento del
bebé hacen que muchas veces “sea complicado encontrar las energías, la motivación y la ocasión para
poder disfrutar de las relaciones sexuales”.
Hace unos años, un estudio científico relacionaba un
descenso de los niveles de testosterona, hormona
muy relacionada con el deseo sexual, con la llegada
de la paternidad. Mamen Jiménez, psicóloga, sexóloga, terapeuta de pareja y autora del blog Lapsicomami.com, nos explica que desde un punto de vista
antropológico tiene sentido, “ya que reduciría la
probabilidad de procrear de nuevo a corto plazo,
favoreciendo así la atención y cuidado al bebé”. Sin
embargo, opina que no podemos concluir que la
“implicación en la crianza” sea el único factor
responsable del descenso en esta hormona: “El
estrés y el cansancio suelen producir también este
efecto y, como sabemos, ambos se dan casi de
forma inherente a esta etapa de la vida, así que
resulta difícil discernir qué está detrás exactamente
de este hecho”. La sexóloga añade que la conducta
de los seres humanos se regula por algo más que
por el aumento o disminución de los niveles de una
“implicación en la crianza” sea el único factor
responsable del descenso en esta hormona: “El
estrés y el cansancio suelen producir también este
efecto y, como sabemo ̰