[ HISTORIAS PERSONALES ]
N
o debe ser fácil (ni tampoco habitual) pasar
de la noche a la mañana de no ser padre a
serlo de cuatro niños. Eso, a grandes rasgos,
fue lo que le pasó a Joaquim Montaner
cuando empezó una relación con la que
hasta hace poco era su mujer. “Estaba muerto de miedo”, reconoce, aunque dice que lo disimulaba mucho.
“No sabía cómo hacer nada, ni cómo enfrentarme a
mi nueva realidad y, casi casi,
tampoco sabía
relacionarme con
los peques. Recuerdo mucho los
primeros días allí,
escondido detrás
de la pantalla
de un portátil,
viendo de reojo
cómo los peques
ocupaban todo el
espacio”.
Establecido el
nuevo integrante
de la familia, a los
cuatro hermanos
se unieron otros
dos, “Niña 5 y
Niño 6”, como
los llama cariñosamente el autor del blog ‘1+1 son 8’: “La gestación de
ambos, y especialmente el parto, han sido sin duda ninguna las sensaciones mayores que he tenido en toda mi
vida. Saber que los has concebido tú, sabiendo lo que
haces, queriendo hacerlo... Eso es algo maravilloso, único. Y también me hace tener muy presente que también
soy padre de los mayores, de mis peques no biológicos.
A nivel emocional siempre he tenido muy claro que ser
padre biológico o no biológico no cambia en nada mi
relación con los seis peques”, afirma.
Con seis hijos y en el mundo actual, la pregunta es
obvia: ¿Cómo se sobrevive al día a día con seis hijos?
“No queda más remedio que sobrevivir, ¿no? Hay que
tener una capacidad de adaptación y de aprendizaje
brutales, pero se puede si uno quiere, aunque claro,
tampoco hay que engañar a nadie: es agotador, física
y mentalmente. ¡Qué no quepa duda¡ Son tantos los
estímulos en cada momento que estoy con mi tribu
o cuando no, tantas las cuestiones logísticas (alimentación, higiene, sanidad, educación formal/informal,
ropas,...), tantas las tareas de cuidado y las tareas
domésticas… Es todo multiplicado por seis y con las
mismas manos para hacerlo”, reflexiona.
Joaquim, que
reconoce que ser
padre le ha hecho
darse cuenta de
que la mayor parte de su vida “ha
estado basada
en presupuestos
falsos y falacias”,
se encuentra en
la actualidad en
un proceso de
separación que
está llevando
“bastante mal”:
“Cada pequeña
cosa se vive de
una manera muy
intensa. Casi ni
siquiera me he
atrevido a mirar
dentro aún y sólo
espero que quienes menos sufran con todo esto sean
mis seis pequeños. Todo es reciente y nos duele, pero
sé que saldrán adelante porque apoyo y acompañamiento no les va a faltar”.
Para el bloguero gaditano lo más difícil está siendo
no dejarse arrastrar “por el sentimiento de vacío y de
fracaso vital tan intenso que siente”. Un sentimiento que
se acrecienta cuando, tras estar con él, los niños vuelven
con su madre: “Cuando se van no me puedo ni mover.
Y no estoy hablando de agotamiento físico, ni mucho
menos. Supongo que son momentos de duelo que tengo que gestionar y superar poco a poco, pero lo cierto
es que no tengo ánimos para nada y se puede decir que
es como si fuese un vegetal cuando no están conmigo”,
explica.
FEBRERO 2016 •
mama
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