[ SANA-MENTE ]
“Queremos niños perfectos,
redondos y brillantes,
como los tomates del
supermercado, pero los niños
son distintos”
POR ADRIÁN CORDELLAT
FOTO: IHORTAL.ES
E
l cerebro del niño explicado a los padres”
irrumpió con fuerza en el mercado editorial
en el último trimestre de 2015. En Mama hemos querido conversar con su autor, el doctor en psicología y neuropsicólogo Álvaro
Bilbao, que mezcla en el libro sus grandes conocimientos en la materia con su experiencia como padre por
partida triple. Nos adentramos de su mano en el cerebro de los niños.
En “El cerebro del niño explicado a los padres” dices
que el 50% de la inteligencia de un niño viene
determinada genéticamente y que otro 25% dependerá de sus relaciones, amigos y compañeros.
Teniendo en cuenta estos datos, ¿nos obsesionamos
demasiado los padres con nuestra capacidad de
influencia en ese aspecto o con unas buenas estrategias podemos sacar mucho partido a ese 25% que
teóricamente nos pertenece?
En realidad esa es una interpretación de los estudios.
Los padres son esenciales en el desarrollo del 100%
de la inteligencia. Sin la leche materna, sin las caricias,
sin la estimulación del lenguaje de padres y madres o
sin las conversaciones entre padres e hijos el desarrollo de la inteligencia estaría muy limitado. Por casos
dramáticos de niños criados entre lobos o monos,
sabemos que sin el estímulo de la familia la inteligencia no tiene posibilidades de desarrollo pleno. Lo que
dicen los estudios es que no hay muchas diferencias
entre el estímulo que ofrecen unas familias y otras. Mi
interpretación y la de otros muchos investigadores es
56
•
mama
• FEBRERO 2016
que los padres que saben estimular, que respetan la
curiosidad y el ritmo de desarrollo de sus hijos y que
utilizan ciertas técnicas de comunicación como las
que explicamos en el libro o en los cursos online , sí
que marcan la diferencia. Hay muchos estudios que lo
demuestran.
En ese sentido, cada vez vemos a más padres
obsesionados con la educación de sus hijos, padres
que les hacen escuchar música clásica desde bebés,
que se desviven en ejercicios de estimulación
temprana, que no reparan en gastos por llevar a sus
hijos a escuelas que prometen crear genios y que
han proliferado en los últimos años. ¿Qué opinas al
respecto? ¿Qué influencia real pueden tener en el
desarrollo cerebral de sus hijos?
El padre o madre que vive obsesionado enseña a su
hijo o hija a obsesionarse con las cosas, les hace
percibir la vida con presión y no es bueno que los
niños crezcan viendo o experimentando estrés.
Durante los seis primeros años de vida, de hecho, lo
más importante que puede hacer el niño es recibir
afecto, leer cuentos y recibir el estímulo del lenguaje
y jugar libremente. Desde mi punto de vista es un
error tener a los niños hiperestimulados y presionados. La mejor opción es despertar en ellos el deseo
de explorar y el gusto por aprender, en lugar de
ahogarlos.
Dices en tu libro que en tan sólo dos décadas se ha
multiplicado por siete el número de niños norteame-