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de las virtudes morales de la mujer española; su aumento de cultura racial y hondo sentimiento del honor y la
dignidad”.
Los orígenes de la Residencia de Señoritas se encuentran en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer,
fundada en 1870 por Fernando de Castro. “En su tiempo
la creación de la Residencia de Señoritas tuvo que verse
como algo muy poco convencional pero, por otra parte,
era un paso lógico dentro de los planes de modernización de la sociedad a través de la educación que alentaba la Institución Libre de Enseñanza. La Residencia de
Señoritas supuso subir un escalón más en un proceso
que fue extremadamente lento, puesto que se proponía
alterar creencias y costumbres muy arraigadas”, explica
Almudena de la Cueva, comisaria de la exposición.
Con el pelo corto y falda, exhibiendo nucas y tobillos pero también mucha sabiduría, este grupo de
mujeres revolucionó a un país con más de un 70% de
analfabetismo femenino en el que las mujeres que
iban a la Universidad (su presencia fue legalizada cinco años antes) lo hacían en condiciones poco menos
que surrealistas. “En aquella época la desigualdad era
algo bien objetivo”, aclara la comisaria de la exposición. Pese a algunos avances, las mujeres eran entonces, tanto en las costumbres como ante la ley, seres
dependientes: Las primeras mujeres que tuvieron el
‘atrevimiento’ de acudir a la universidad, por ejemplo, necesitaban un permiso especial para matricularse, acudían a las clases acompañadas y se sentab