[ SALUD ]
Violencia obstétrica:
un fenómeno invisible
POR
DIANA OLIVER
Muchas mujeres sufren en todo el mundo las consecuencias
de la violencia obstétrica sin que ni siquiera lo sepan. Se
trata de un tipo de violencia invisibilizada, y no reconocida
socialmente como tal, que se oculta tras la bandera de los
supuestos protocolos hospitalarios y de la ciencia pero que
queda lejos de ambos. Obligar a una mujer a parir en un
potro o a no moverse durante el proceso de parto, realizar
episotomías injustificadas o tratar de forma paternalista y
vejatoria son algunas de las prácticas más comunes de los
hospitales y que van en contra tanto de las propias leyes
como de la evidencia científica.
E
l 25 de noviembre es el ‘Día Internacional
contra la Violencia contra las Mujeres’. La
violencia obstétrica es una forma de violencia
de género más, por lo que es el día perfecto
para darle voz a todas las asociaciones que
trabajan por un parto respetado y más humanizado.
Además, es un grave problema de salud pública, como
bien ha dejado claro en reiteradas ocasiones la Organización Mundial de la Salud, organismo que en septiembre de 2014 publicaba un documento en el que denunciaba la falta de respeto y el maltrato en la atención al
parto. En el mismo, la OMS insistía en la importancia
de establecer ciertas medidas de “control de calidad”
en los centros hospitalarios, así como la implicación de
todos los partícipes, incluidas las mujeres, quienes a
menudo no son conscientes de que determinadas actitudes o acciones forman parte de esa violencia invisible.
“Dispensar un trato deshumanizado, privar a la mujer
de su capacidad de decidir, privarla de intimidad, obli-
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mama
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garla a parir en un potro en contra de su voluntad, recibir frases despreciativas con respecto a su capacidad
para dar a luz por sí misma, etc. En definitiva, minusvalorar la capacidad de la mujer para dar a luz por sí
misma” es la definición que Francisca Guillén, abogada
feminista de El Parto es Nuestro y miembro del Observatorio de Violencia Obstétrica, da al término de violencia obstétrica.
Muchas madres quedan marcadas física o/y emocionalmente como causa de prácticas innecesarias o
desaconsejadas científicamente. El trato despectivo o
paternalista, el abuso de medicación o instrumental y
la falta de información a la parturienta son algunas de
las formas de violencia obstétrica que muchas mujeres sufren en nuestro país. Para Jorge Romero, matrón
del Hospital de Valme de Sevilla y padre de tres hijos,
“hay multitud de prácticas que podrían englobarse
dentro de esta denominación y que encontramos a
diario. Entre las más habituales destacaría el hecho