un susto o tener una desgracia.”
En ese sentido, Cristina incide
también en la necesidad de diferenciar entre homologación y seguridad: “El objetivo para el que se
diseña una silla de auto homologada es retener, es decir, evitar que el
pasajero salga despedido, puesto
que ese es el peor escenario y la
principal causa de fallecimiento.
Una silla segura, por el contrario, no
solo aspira a que el niño salga vivo
de un accidente (aunque sufra lesiones graves), sino que su objetivo
es conseguir que salga ileso. No todas las sillas que retienen (homologadas) eximen de lesión (seguras)”.
Las estadísticas demuestran que
el uso de las sillas ACM amplía la
probabilidad de salir ileso de un accidente en un 500%, ofreciendo a
este respecto un importante plus
en materia de seguridad.
CONSECUENCIAS DE NO VIAJAR
A CONTRAMARCHA
Según un estudio de 2008 llevado a
cabo por distintos laboratorios oficiales (EECV Q-DUMMIES REPORT
– Advanced Child Dummies and Injury Criteria for Frontal Impact) en
el que se analizaron las lesiones potenciales en accidentes de tráfico,
las lesiones sufridas por los menores
son de diferente tipología según el
sistema de retención utilizado:
1. Si la silla es un dispositivo de
frente con arnés, las lesiones se
producen por impacto en la cabeza
y/o elongación cervical.
2. Si la silla es un dispositivo de
frente con escudo, aunque no había
datos por aquel entonces de este
tipo de dispositivos, ya se deducía
que podría haber impacto directo
en la cabeza, eyección total o parcial y penetración abdominal. Con
el paso del tiempo, y con datos de
accidentes reales en la mano, se
sabe que el riesgo de decapitación
interna en estos dispositivos es
20
•
mama
también muy elevado.
3. Si la silla es un dispositivo de
grupo 2/3 el riesgo reside en impacto directo en la cabeza o penetración abdominal.
4. Si la silla es un Grupo 0+ existe
riesgo de fractura de ambos fémurs.
5. Si la silla es un dispositivo ACM el
riesgo de lesión se reduce prácticamente a 0.
Cuando un niño no viaja a contramarcha y tiene un accidente se expone a una lesión segura si dicho accidente es frontal (que normalmente
es el más frecuente) y dependiendo
del dispositivo en el que viaje, la lesión será más o menos grave. Sólo
cuando le colocamos de espaldas a
Las sillas ACM
aumentan en
un 500% las
opciones de
salir ilesos de un
accidente
la marcha podemos aspirar a la lesión 0, que en definitiva, es lo que
todos los padres buscamos cuando
miramos una silla de auto.
“En todos los años de profesión
que llevo a mis espaldas, ningún padre ha venido a pedirme una silla en
la que ‘solo se le rompa el cuello al
niño’ o en la que ‘como mucho sufra
un traumatismo craneoencefálico’.
Por lo tanto, si los padres ponemos a
nuestros hijos en sillas de frente de
manera prematura es porque desconocemos por completo que les estamos exponiendo a una lesión segura
en el escenario más frecuente y lesivo, la colisión frontal o fronto-lateral)”, explica la fundadora de la plataforma A contramarcha.
CUANTO MÁS TIEMPO, MEJOR
• NOVIEMBRE 2015
Desde el punto de vista del resultado, siempre deberíamos viajar a
contramarcha, ya que no existe una
edad en la que viajar de frente a la
marcha sea mejor o igual que hacerlo de espaldas. Con los datos en
la mano, si una silla ACM es un
500% más segura que una silla de
frente con arnés o con escudo, debemos pensar que lo idóneo es que
los niños viajen el mayor tiempo
posible en el sentido contrario a la
marcha.
Cristina Barroso explica que como
edad orientativa para los padres se
establecen como límite mínimo de
uso los 4 años de edad, pero añade
que si nuestro niño alcanza esa edad
y aún puede seguir utilizando la silla
porque no haya alcanzado los límites
de peso y altura para los que está homologada, “lo ideal es que alarguemos el tiempo de uso al máximo.”
La especialista lamenta que en
nuestro país desconozcamos habitualmente este dato. De hecho, en
general, los padres nos sorprendemos cuando vemos a niños de más
de un año de edad en sillas ACM,
pues estamos convencidos de que
esto sólo es posible hasta los 9 kilos de peso. No obstante, España
es el país europeo que más rápido
se está subiendo al tren de la seguridad. “Salvo en los países nórdicos
(Suecia, Noruega y Finlandia), en el
resto de Europa el conocimiento de
la contramarcha está arrancando.
En España hemos dado un salto
cualitativo importante y ya estamos a años luz de países que van
mucho más despacio, como pueden ser Francia, Italia o, incluso,
Alemania. Aún así, todavía queda
mucho por hacer”.
Al final, como afirma la experta, la
solución a un problema de seguridad “no siempre se encuentra en la
Ley”. En ese sentido, destaca la importancia de las campañas publici-