DIFERENCIAS EN LA PIEL
La capa córnea “barrera” de la piel es más fina, por tanto, la piel es más permeable a las “amenazas” procedentes del exterior (agentes irritantes, alérgenos, microorganismos patógenos, etc.)
La secreción sebácea es todavía poco activa y como consecuencia el manto hidrolipídico está poco desarrollado, es decir, la parte grasa, importante para el mantenimiento de la hidratación cutánea.
El pH cutáneo es ligeramente superior, por tanto, la protección ácida y la capacidad tampón de la piel es menor. El pH de la piel ayuda a la defensa frente a los microorganismos hostiles y un aumento de estos puede favorecer el desarrollo de infecciones micóticas y bacterianas.
Estas características indican que la función barrera de la epidermis, o lo que es lo mismo, su capacidad “escudo”, es menor y por consiguiente la piel del niño está más expuesta a deshidratación y sequedad y es más vulnerable de cara a los agresores externos.
Frágil e inmadura, la piel infantil necesita también atenciones especiales frente al sol, porque los melanocitos son menos activos y tienen por tanto menor capacidad de producir la melanina.