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pasos a los suyos, pidiéndole la gracia de andar por el camino de su amor,
repitiendo con frecuencia: ¡Ay!, mi amado Pastor, desprendedme de todas las
cosas terrenas y de mí mismo, a fin de unirme a Vos. Habladme al oído de mi
corazón, y atraedle a amaros tan fuertemente, que no pueda resistiros.”
4. Es el Corazón de nuestro Soberano, “que tiene todo su contento en
nuestro combate11 , tengamos el nuestro en serle fieles, diciéndole: Oh, Señor ¡mi
corazón es para Vos! No permitáis que se ocupe en otra cosa que en Vos, que
sois el galardón de todas mis victorias y el sostén inquebrantable de mi fragilidad.”
5. Es el corazón de un piloto hábil y generoso. “Tenemos que retirarnos a la
llaga del Sagrado Corazón 12 como pobres navegantes expuestos a continuo
naufragio en la mar tempestuosa de esta vida sin la ayuda de nuestro prudente
piloto; a su cuidado nos debemos abandonar absolutamente, sin ocuparnos más
que en amarle y agradarle; digamos frecuentemente a Nuestro Señor: ¡Dios mío!
Vos sois mi Todo, mi Vida y mi Amor. Salvadme y no me dejéis perecer en el diluvio
de sus iniquidades.”
6. Es el Corazón de un amigo13 “Mirándole así, podemos descubrirle todos
los secretos de nuestro corazón: manifestándole todas nuestras miserias y
necesidades, como a Quien sólo puede remediarlas. Digámosle:
“¡Oh, amigo de mi corazón: [él] que amáis está enfermo! Visitadme y
curadme, porque sé que no podéis amarme y juntamente dejarme con mis
miserias.”
7. Es el Corazón de nuestro Salvador14 “Miremos al amable Corazón de
Nuestro Señor Jesucristo como el de nuestro Libertador a quien el amor hizo morir
por nosotros.”
11
Escritos diversos, pág. 460
Idem, id. 451.
13
Idem, id. pág. 461. – Véase el tomo II del Reinado, cap. VII. Cómo el Señor tiene para nosotros amor de amistad.
14
Escritos diversos, pág.462. – Avisos 41 y 43
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