La taberna del infierno
La mirada de soledad interrumpe mi vida,
se apaga la hoguera del ruido
y mis sueños se tiñen de gris.
Solo escucho tinieblas.
Por mucho que intento vivir,
me tropiezo con cualquier roca,
aunque mi corazón oxidado
sigue bombeando esperanza.
Tras la gran puerta vieja
unos acordes de luz dibujan sonrisas,
que inyectan el ritmo en mis venas.
En aquel lugar
los sueños renacen
y navegan por nuestros esqueletos llenos de vida,
construido por huesos y piel llenos de poesía,
por fin se abre la Taberna del Infierno,
por fin vuelvo a vivir.
Darius Sofronescu, Claudia Lafuente
Diego Hernando