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- Cerditos, ¡me los voy a comer! Cada uno se escondió en su casa, pensando que estaban a salvo, pero el Lobo Feroz se encaminó a la casita de paja del hermano pequeño y en la puerta aulló:
El hermano mediano decidió que su casa sería de madera:
- Puedo encontrar un montón de madera por los alrededores - explicó a sus hermanos,
- Detrás de un árbol grande apareció el lobo, rugiendo de hambre y gritando: