Viajo solo.
Los ojos cerrados.
Vi el mundo
y los rostros del mundo,
y en ellos la arrogancia
que es la piel del miedo
y la vanidad de la belleza efímera,
y la compasión del amor verdadero.
He dejado atrás lo que fui
para volver a estar en silencio.
Solo de mí.
Sin dolor y sin consuelo.
Salvo.
Sin sueños.
Es esta la verdad? O es
la figuración imposible de la nada?
No sé.
Duermo.
Gustavo Giménez ( Tucumán, Argentina)