Los omniscientes N°1 , Julio 2014 | Page 24

Viajo solo.

Los ojos cerrados.

Vi el mundo

y los rostros del mundo,

y en ellos la arrogancia

que es la piel del miedo

y la vanidad de la belleza efímera,

y la compasión del amor verdadero.

He dejado atrás lo que fui

para volver a estar en silencio.

Solo de mí.

Sin dolor y sin consuelo.

Salvo.

Sin sueños.

Es esta la verdad? O es

la figuración imposible de la nada?

No sé.

Duermo.

Gustavo Giménez ( Tucumán, Argentina)