LOS JAIVAS Y LA MÚSICA LATINOAMERICANA / Cuaderno Pedagógico Cuaderno pedagógico | Page 51

anteriormente en medio tono, y el bemol (b), que baja la altura anterior en medio tono. En Occidente, la octava (do, re, mi, fa, sol, la, si, do) suele dividirse en 12 partes igua- les, teniendo como resultado un sistema escalar de 12 notas separadas a distancia de semitono (do, do#, re, re#, mi, fa, fa#, sol, sol#, la#, si, do, o la misma escala con los respectivos bemoles). b. Intensidad (dinámica) La intensidad de un sonido está determinada por la amplitud de su vibración. Una vi- bración más intensa produce un sonido más «fuerte», mientras que una menos intensa produce un sonido más «suave» (Karolyi, 1981, p. 3). Es el parámetro que suele llamarse coloquialmente «volumen». Hay varias maneras de medir la intensidad, siendo la más común los decibeles (dB), tomando como referencia el 0 como el umbral desde el cual el hombre comienza a percibir el sonido (Aharonián, 2002, p. 11). En las partituras de músi- ca instrumental, la intensidad con la cual debe interpretarse una música o un fragmento de esta se explicita mediante el uso de dinámicas: p (piano), para los sonidos suaves y f (forte), para los sonidos fuertes. El rango común va desde ppp hasta fff. c. Timbre El timbre puede definirse como la diferencia en el color tonal de una nota tocada por diversos instrumentos o cantada por diferentes voces (Karolyi, 1981). Es lo que nos per- mite distinguir, por ejemplo, un violín de un oboe que están tocando la misma altura (nota) a la misma intensidad, o una palabra dicha por dos personas distintas. Sin em- bargo, para Aharonián (2002), en esta definición, con la que se contentaba la Europa del siglo XVIII, la diferencia de percepción está dada por factores que los científicos aún no terminan de estudiar y que requiere mayor profundización. Sin embargo, sí existe consenso entre los científicos en relación a los factores determinantes del timbre: las intensidades relativas de las distintas frecuencias que componen el sonido escuchado, las interacciones que se producen al sumarse estas, la evolución de las intensidades en el tiempo, los comportamientos de los elementos no periódicos (transitorios o tran- sientes), el ataque y extinción del sonido, los factores de resonancia en la misma fuente o en el espacio donde está ubicada (que la separa de nuestro oído) y la intervención del espacio en el filtro (reducción de amplitud o intensidad) de determinadas frecuencias que lo componen. La intensidad de las distintas frecuencias que componen un sonido se da por lo que en Occidente se denomina sonidos armónicos: La frecuencia característica de un sonido es tan solo la fundamental entre una serie de otros sonidos que se dan simultáneamente sobre el sonido básico. Estos sonidos son los armónicos o sonidos parciales, que no son claramente audibles porque su intensidad es menor que la de la nota fundamental. Sin embargo, son importantes porque determinan la calidad de una nota, y también porque dan brillantez al tono. Lo que nos ayuda a distinguir entre la calidad o timbre de un oboe y una trompa, por ejemplo, es la diferente intensidad en los armónicos que vibran sobre la nota que en realidad suena (Karolyi, 1981, p. 3). El timbre es, entonces, una percepción resultante de muchos factores superpuestos, difíciles de aislar y definir, pero que, sin embargo, nos permite distinguir ciertos sonidos y objetos sonoros, y diferenciarlos de otros. Elementos del lenguaje musical 49