Claudio, Gato, Gabriel, Mario y Eduardo. Fotografía original de Francisco Rivera Scott.
en broma, sentido, pero pasajero, efímero, inconstante,
quizá. No se puede negar, en todo caso, que un sentimiento patrio está lícito y muy latente en nuestro primer
disco. Este disco me trae a la memoria nuestros primeros
sentires nacionales, el despertar a la patria, al terruño.
Es verdaderamente chileno “El Volantín”. Nacional y criollo hasta la última gota, hasta la última nota. “El Volantín”
canta a los intereses y sueños que palpitaban en nuestro
cuerpo por aquellos días. Es un época primaria, íntima,
pueblerina, pero netamente nacional. Sin concesiones.
Pero es que no sabíamos hacer ninguna otra cosa. Era lo
que nos salía espontánea y felizmente.
Claudio: Íbamos a grabar este disco y resulta que pasó
una cosa, que nosotros tampoco nos dábamos cuenta.
Llegamos al estudio, contratamos el estudio que quedaba
aquí en Catedral, en el barrio de los peruanos, ahí estaba
el estudio en un subterráneo, y llegamos al estudio, vendimos el órgano, porque no teníamos plata para pagar,
entonces vendimos el órgano y con la plata del órgano
pagamos el estudio. La idea era ir al estudio y lo mismo
que hacíamos en el escenario hacerlo en el estudio. Pusimos todos los instrumentos que teníamos, además como
era un estudio profesional tenía instrumentos, tenían timbales, un gong, xilófono, una serie de instrumentos, entonces pusimos todos los instrumentos y a tocar lo que
se nos ocurra. Y empezamos a hacer improvisaciones
y después, cuando terminó el primer día de grabación,
estábamos súper decepcionados, “pucha, no sale nada,
toda esa cosa que pasa en los conciertos no pasa aquí”.
Algo raro pasaba, estábamos totalmente decepcionados,
escuchábamos las grabaciones y había re poco rescata-