Carlos Martin, Gato, Claudio, Gustavo Mujica,
Sergio Cavada, Carmen Strange, Francisco
Rivera Scott y Gabriel tocando en la casa de
calle Viana en Viña del Mar. Fotografía original
de Oriana Díaz.
nuevo. Se hizo este descubrimiento que a nosotros no
nos gustaba la música actual, la música moderna, lo que
estaba de moda y se escuchaba en las radios. Estábamos siempre en contra de eso, por eso es que no escuchábamos radio. Queríamos encontrar qué era eso que
sentíamos, o sea, había algo en nosotros de encontrar
otro lenguaje musical, y cuando llegó la improvisación fue
increíble porque fue así como que nos daba la posibilidad
de poner los dedos en las teclas de una manera, o en los
instrumentos, para que sonaran de otra manera, porque,
cuando uno está acostumbrado, cuando uno hace estudios académicos, uno tira los dedos y al tiro le caen como
arpegios. Entonces, cuando empezamos con la improvisación, poníamos las manos y sonaba de otra manera.
Había una libertad, nosotros sentíamos que había una
libertad y que nosotros podíamos hacer lo que quisiéramos, y a la gente que nos escuchaba le encantaba. También hacían lo que querían, había como un rompimiento
con el sistema que se conocía en la sociedad. La improvisación nos daba esa posibilidad, y además no éramos
nosotros solos, sino que toda la gente que estaba ahí, los
jóvenes de la universidad también sentían lo mismo y se
identificaban con la música que estábamos haciendo.
Empieza esa etapa en que nacen Los Jaivas, pero
todavía no nos llamábamos Los Jaivas, nos seguíamos
llamando High Bass. Nos vinimos a llamar Los Jaivas aquí
cuando hicimos un concierto en lo que es ahora la Sala
Isidora Zégers, que en ese tiempo se llamaba la Sala de
la Reforma, por la reforma universitaria. En esa oportunidad dijimos “no nos podemos seguir llamando así, cómo
vamos a tener ese nombre tan raro, no tiene nada que
ver”, y de repente un amigo, porque el nombre nada tiene