Los Jaivas Testimonio y Marca 1 | Page 29

como cantante. Salía adelante y agarraba el micrófono con la mano y empezaba a cantar. Y El Ídolo era seguido por toda la gente, porque se cachaba que era como show. Entonces El Ídolo lo que hacía era que tenía una actitud de ídolo. Cantaba, y cantaba en un idioma que nadie entendía nada, pero era así como “Guolongio”, y sacaba una voz ronca y hacía gesticulaciones. Ahí inventamos unos temas, unos temas para El Ídolo, que eran como tres temas, que no eran como los ritmos que tocábamos, no eran ritmos tropicales, tampoco era rock, no sé, eran ritmos diferentes. Pueden haber sido fusión, una cosa así. Llegamos a tener unos temas, ya los últimos temas, de la última época, antes de cambiar, que fue en un momento que yo creo de cambio. Hicimos unos temas, uno se llamaba “Tema para una destrucción”, que era cuando habíamos importado los instrumentos japoneses que sonaban súper fuerte. Teníamos un órgano y este amplificador que era como una muralla, entonces tocábamos todas las teclas del órgano y sonaba “Grrrroooo” y empezaba a vibrar la cuestión, y vibraban los vidrios. “Tema para una destrucción” era un tema medio apocalíptico. No decía nada, decía así como que todo el mundo va a caer en destrucción y qué sé yo, y era con unos ruidos fuertes. Esta era como la última época ya. Ya estábamos en un proceso de búsqueda, estrujando al máximo ese grupo que ya a todos nos tenía medios hastiados. El 68 fue cuando Gato se va. En esa época todo el mundo viajaba a dedo, y el viaje típico era irse para el norte. La cosa era llegar en lo posible a Arica. Algunos llegaban a la Serena, otros llegaban hasta donde llegaban no más. Siempre eran los camioneros los que los llevaban, Gabriel tocando batería. Fotografía original de archivo Los Jaivas.