Gato y Juanita. Documento original de archivo
Los Jaivas.
siempre, es magro, es un comienzo, es verdaderamente
un renacer, y así llegamos a Chile, porque durante esos
cinco años no vinimos a Chile nosotros. Y si vinimos ya ni
me acuerdo, podrá haber sido una vez, o dos, pero son
cinco años en los que hay que suponer, para que quede
más clara la versión, de que no vinimos a Chile, estuvimos allá. Fueron años donde más tuvimos que recurrir
a actuaciones escolares, porque como no vinimos para
acá, y tampoco hicimos mucho Europa. Hicimos Europa,
pero poco. O sea que necesitábamos dinero, una fuente
de ingreso. Hay que seguir domésticamente tocándole a
las escuelas, de ahí entonces no nos importaba, porque
eso nos iba a dar el sustento, entonces estábamos tres o
cuatro días ocupados, pero teníamos siempre una sala de
ensayo, que era constante, es decir, mientras no estuviéramos ocupados, entonces íbamos a estar en la sala de
ensayo. Y así lo hicimos, durante cinco años. Lo principal
fue la enseñanza a la Juanita y las nuevas canciones que
íbamos a hacer. Una decisión de no poner el piano, para
buscar por otro lado, eso fue a propósito, evidentemente,
no es una falta, sino que a propósito hecho. Se descubren varios temas. La imagen en este caso también está
hecha a propósito a final de cuentas, el cuadro de René
es más bien hecho a propósito. Yo creo que se establece
una nueva era, la era del nuevo sonido. Con el “Hijos
de la Tierra” se inaugura el nuevo sonido de Los Jaivas,
porque viene el sonido moderno, totalmente moderno. La
batería cambia de concepto, lo que es principal, y que
es justamente eso lo que me hace pensar a mí proponerle a Claudio el concepto de re ecualizar “Macchu Picchu”, con el más grande pretexto de rescatar a Gabriel,
porque nosotros en “Macchu Picchu”, nosotros todavía