ción política, podíamos tener nuestras preferencias, pero
esa manifestación, la política, no era la nuestra, no era de
ese lado de la manifestación social humana que nosotros
íbamos a definir nuestra participación o expresión dentro
de ella. Quizá esta reticencia nuestra hacia teñirse de algún color político, hizo que no fuéramos bien vistos ni por
la izquierda ni por la derecha. Esta reticencia nos costó
el rechazo de casi toda la sociedad. Por otra parte, nosotros estábamos en plena etapa de reconocimiento, de
libre expresión, no podíamos, de un día para otro, decir
que nuestra música era esto o lo otro. Esa exigencia que
casi siempre se hacía presente en las pocas entrevistas
benévolas de aquella época, nos molestaba mucho. No
entendíamos por qué no existía una crítica especializada
que pudiera tomar en serio y con profundidad las nuevas
expresiones artísticas de nuestro país. Veíamos que la
ignorancia y el descuido, la displicencia y, como siempre,
los intereses creados, no permitían que de nosotros se
pudiera hablar con seriedad, con conocimiento de causa. Por lo menos nosotros sabíamos lo que estábamos
haciendo y sabíamos lo que qu W,: