rica, porque lo pillan en una frontera con hashish, y lo
deportan. No se podía ir a Brasil porque estaba ya exiliado, tiene que elegir un país, y elige por lo tanto venirse a
Chile, porque ya tenía una relación también con chilenas
y chilenos. Entonces, finalmente, Geraldo Vandré llega
a Chile y es anunciado, a nosotros nos toca recibir el
anuncio también, por parte de la Claudia Epelin, hija de
esta actriz veterana que es, se me olvida, pero es una
actriz muy conocida, de edad. Llega el Geraldo Vandré y
por supuesto que conocía a Tiago de Melo y a Manduka
y arriendan la casa de Neruda, la que actualmente es
el museo, pero en ese tiempo no era museo. Si en ese
tiempo Neruda tiene que haber estado vivo, entonces es
probable que el mismo Neruda se las haya arrendado a
ellos.
Estoy hablando del 69. O sea que, lo más probable,
se las haya arrendado el propio Neruda, porque entre el
Tiago de Melo y él era tema internacional ya. Ellos vivían
ahí y así nos conocemos. A Manduka le encantaba esa
música que llaman la explosión, le encantaba a Geraldo.
Una vez me acuerdo que estábamos tocando en un teatro
de la Alameda abajo, ya no debe ni existir esa cuestión,
y estábamos tocando en la época hippie, y ahí estaban
los hippies, nosotros tocábamos y se abren las puertas
allá, “¡Magnífico!”, esa onda, “¡Magnífico!, ¡sensacional!,
¡genial!”, y yo miraba y él seguía avanzando y se sube al
escenario y nos empieza a abrazar. Ya nos conocíamos,
pero casi no. Era como que había llegado Geraldo y así
nos pilla. En pleno concierto él entra y nos empieza a
abrazar. Eso para los hippies no era nada, los hippies
habían hecho cosas mucho peores. Muchas veces nosotros ni siquiera ya podíamos tocar. Se ponían a tocar tres
Manduka, Geraldo Vandré y Soledad en Lima.
Fotografía original de Verónica Fernández.