Bueno, ahí hicimos toda una campaña. Tuvimos que
ir a hablar con la embajada, porque no teníamos ningún
apoyo, no teníamos familiares ni nada. Dijimos “la embajada tendrá que ayudarnos”. Finalmente ellos algo hicieron. Averiguaron por lo menos. Igual para ir a hablar
con la embajada tuvimos que cortarnos el pelo, casarnos,
poner a los niños en el colegio. Después supimos por
contactos, amigos de amigos influyentes en lo militar, nos
ayudaron y Eduardo salió. Pero después de vivir esa experiencia no queríamos estar más allá, nos dimos cuenta
que la cuestión ya no era lo mismo y decidimos irnos de
Argentina.
No sabíamos dónde irnos. El primer proyecto inicial
que teníamos era comprarnos un bus grande y salir toda
la familia a recorrer toda América. Era como el ideal sueño
que teníamos. Argentina se convirtió en la primera parte
de este gran sueño, porque nos compramos el bus pero
no era uno grande. Nos dimos cuenta de que no podíamos irnos a ningún país sudamericano, estaban todos los
países con gobiernos militares. Ahí no daban ganas de
estar acá en América. Entonces, Albertito, Alberto Ledo,
que se había incorporado en el grupo y había vivido en
Europa, su mujer es suiza, él había vivido en París, en
Ámsterdam, en Londres, entonces conocía Europa bien.
Nos dijo “vámonos a Europa, allá pasa de todo, no hay de
estos problemas de acá, es todo más relajado, hay circuitos universitarios donde se puede tocar, y uno llega y no
nos va a costar mucho empezar”. Y él nos convenció.
Fue una decisión arbitraria, porque uno ve París así
como “la capital de Europa”, así que fuimos a París. Podría haber sido Londres o Roma o Madrid, más real: “vámonos a España que se habla español”, pero no pensa-
Gabriel, Claudio, Eduardo, Gato, Alberto Ledo
y Pájaro Canzani. Fotografía original de Alberto
Valin.