Son isótopos radiactivos ya que tienen un núcleo atómico inestable (por el balance entre neutrones y protones) y emiten energía y partículas cuando cambia de esta forma a una más estable. La energía liberada al cambiar de forma puede detectarse con un contador Geiger o con una película fotográfica.
Cada radioisótopo tiene un periodo de desintegración o semivida características. La energía puede ser liberada, principalmente, en forma de rayos alfa (núcleos de helio), beta (electrones o positrones) o gamma (energía electromagnética).
Varios isótopos radiactivos inestables y artificiales tienen usos en medicina. Por ejemplo, un isótopo del tecnecio (99mTc) puede usarse para identificar vasos sanguíneos bloqueados. Varios isótopos radiactivos naturales se usan para determinar cronologías, por ejemplo, arqueológicas (14C)
Los radioisótopos, en definitiva, son los isótopos que disponen de núcleos capaces de desarrollar la emisión de energía a modo de radiación ionizante, un proceso que llevan a cabo mientras pretenden alcanzar una mayor estabilidad.
Por su radiactividad, los radioisótopos cuentan con un núcleo atómico que es inestable. Al tratar de adoptar configuraciones más estables, estos elementos liberan energía (rayos gamma, beta o alfa). Esta característica hace que los radioisótopos puedan emplearse en la arqueología, la medicina y la agricultura, por ejemplo.
La esterilización del instrumental quirúrgico, la conservación de productos alimenticios, la restauración de obras de arte y el control de las plagas son algunas de las cuestiones que pueden resolverse a partir del uso de los radioisótopos.
Para detectar un radioisótopo, lo que se hace es medir la radiación que emite cada átomo. Dicha medición será más o menos fácil de concretar de acuerdo a la intensidad de la emisión y a la clase de radiación.
9 Isótopos / Noviembre, 2014