los desastres de la guerra DESASTRES DE LA GUERRA - Goya- | Page 76
recientes. El siglo XX ha sido muy esclarecedor, desgraciadamente, en este
punto. El ser humano muerto como botín, objeto de posesión del mismo ser
que le ha dado muerte. Es el final de una cadena de despropósitos. Hay
saña, embrutecimiento, codicia. Una vez introducido el odio lo demás es po-
sible, concatenado, digerible, disculpable. No hay fronteras morales, todo
vale, incluso cuando el botín sean tristes harapos. Retrotraídos al origen de
tiempos remotos de nuestra lucha brutal y encarnizada por la vida como
especie.
Al fondo, el pueblo asiste al horror indefenso, impotente, almace-
nando seguramente su ira para cuando pueda hacerla estallar.
La composición en este caso es más compleja, compromete varios
escenarios, pero de nuevo Goya practica elementos compositivos dispares
que nada tienen que ver con academicismos al uso. Un árbol-montaña gi-
gantesco sirve para dar cobertura dinámica a la acción del soldado que
está desnudando el cadáver y al gentío que se agolpa expectante al fondo.
De nuevo aflora su calidad dibujística. Afronta anatomías, escorzos, gestos,
acciones con una apabullante facilidad y en su abocetamiento los engarza
para darnos retazos creíbles, llenos de intensidad emocional.
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