los desastres de la guerra DESASTRES DE LA GUERRA - Goya- | Page 42
cadera izquierda, a un niño. Este hecho es de por sí conmovedor. Ataca con
el niño agitándose bajo la sujeción del brazo. Más atrás otra mujer combate
con energía con la única arma que posee, una piedra de gran tamaño que
va a lanzar a la soldadesca. Por entre las piernas de las figuras del pri-
mer plano se adivinan al menos el rostro de tres mujeres y un soldado; el
soldado está herido en el suelo mientras los de las mujeres expresan rabia,
furor, desprecio. Otro, a la derecha, dispara a bocajarro a las mujeres, en
el instante mismo que una, de las del segundo plano, hiere a un soldado con
un sable. Hay en este grabado un canto al valor, a la superación del miedo
a través de la acción, de la lucha. Un miedo que no paraliza, más bien al
contrario incita a la pelea. Pero una actitud por la que se pasa de víctima a
verdugo.
En este aguafuerte Goya nos presenta una nueva composición en
diagonal, en la que las figuras que quiere resaltar como dominantes apenas
tienen líneas y es el trazo externo del dibujo, vigoroso y ágil, quien define las
actitudes. El fondo está tratado con una resina más tupida, su grano es más
fino, lo que dota al grabado de unas calidades homogéneas, pero insertas en
un paisaje inexistente, irreal. Es la atmósfera lo que le interesa resaltar, el
hecho de que las mujeres se enfrentan a la fuerza militar sin complejos, con
bravura. La mujer como protagonista activa.
Cuando se habla de la historia de las mujeres y de la aportación de
ellas a la historia en nuestro país, no deberíamos olvidar este reconocimien-
to de vanguardia, de estar en primera línea de los grabados goyescos y que
es a la mujer a quien consagra algunos de los primeros de esta serie.
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