los desastres de la guerra DESASTRES DE LA GUERRA - Goya- | Page 234
aparece amputada y además espera ser lapidada por individuos como el de
la derecha, que intenta, con burda estaca, fragmentar una piedra. Su fiera
concentración y su actitud no presagian nada bueno.
Las tres figuras de la derecha, las más explícitas -un gato que saca
su lengua en actitud de burla mientras sujeta por encima de su cabeza un
libro, otra oculta en sus vestimentas y rayado, y una tercera, que ya hemos
señalado con una estaca-, son una conjunción siniestra de sarcasmo, bru-
talidad y oscurantismo, en sintonía con el resto de la plancha, creando esa
atmósfera tenebrosa y terrible de la que hablábamos al principio y que es
además una posterior secuencia a la plancha 79.
La única figura que parece estar en situación comprensiva es una
ligera silueta que, Goya, ha introducido de manera velada entre el fulgor
luminoso que sigue exhalando la Verdad y que, inclinada sobre ésta, junta
sus manos en actitud orante. Una figura que queda sutilmente trazada anu-
lada por la fuerza de los haces de luz. Es un enmascaramiento sencillo pero
eficaz plásticamente nos habla de su dominio técnico.
Es interesante ver cómo realiza los cambios de dirección de los tra-
zos para resolver los rayos luminosos que proyecta la Verdad con los que
consigue crea ese clima de resplandor -simbólico- frente a la oscuridad del
resto. Realizados con líneas inclinadas, largas, que van abriéndose en haces
para dejar interespacios sin líneas. El resto lo construye con trazos más cor-
tos que se adaptan a las características del asunto, sea este el movimiento de
una figura, la indumentaria o el fondo. Todo ello confiere viveza y “alegra”
el conjunto dinamizándolo plásticamente.
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