los desastres de la guerra DESASTRES DE LA GUERRA - Goya- | Page 232
nuestros males. / Requiescant in pace. AMEN”.
La Verdad, representada en una mujer joven yace muerta en el suelo.
De nuevo la Iglesia preside el acto de enterrarla, de gozarse con su muerte.
A la izquierda, dos viejas o tal vez monjes, con palas y azadón parecen dis-
puestas a darle entierro. Sus rostros están risueños, ningún signo de pesar.
Muchas de las figuras del fondo llevan ropas frailunas, con lo que la crítica
a quienes han hecho posible que muera La Verdad queda patente en forma
clara. Solamente una mujer, a la derecha, parece entristecerse. Una mujer
que porta en su mano izquierda la balanza desvencijada de la Justicia.
Muere la Verdad y queda desvencijada, rota de dolor, la Justicia.
La simbología no puede ser más evidente, como es evidente la inten-
ción acusatoria de Goya.
La Verdad es representada con la serena belleza de una mujer joven
-esa curiosa utilización romántica de la mujer como elemento de virtud, que
en el fondo busca perpetuar su dependencia sexual-social frente al hom-
bre-. Emite destellos de claridad aún estando muerta. Otro elemento más
que refuerza la idea que quiere trasmitir. Es la luz de la Verdad la que, con
sus destellos, ilumina las demás figuras, nuestras vidas. El resto es oscuri-
dad, contraste y opacidad de sombras.
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