los desastres de la guerra DESASTRES DE LA GUERRA - Goya- | Page 222
Las Cortes de Cádiz, querían en 1814, que el rey jurara la Constitu-
ción liberal y entonces el presidente de la Regencia en Cádiz, Luís María de
Borbón, traicionó el acuerdo y aceptó a Fernando VII sin que este la jurara.
El grabado muestra una amalgama en donde un espantapájaros,
vestido con ropas de alto dignatario eclesiástico (en el dibujo preparatorio
lleva espada), con cabeza de cacatúa haciendo aspavientos grotescos se ve
rodeado por toda una fauna en donde se mezclan rostros humanos con lo-
ros, zorros, asnos, perros, figuras de doble rostro, e intercala en un caos com-
positivo manos y cabezas, máscaras y peleles. También se pueden apreciar
tachaduras en las que había mochuelos o vampiros volando y que han sido
rayados en la silueta del fondo.
No cabe de que en esta plancha, Goya, arremete contra toda esa
fauna despreciable que embauca al pueblo con su charlatanería, con su
piquitos de papagayo, con su zorrería, con sus mordeduras, con su asnería.
Es lo que viene tras la Guerra. Una muestra inequívoca de su rabia frente a
tanto sufrimiento inútil. Después de tanto horror, para qué ha servido.
La plancha respira trabajos de Nolde, Grosz, Dix, pero adelantán-
dose a ellos, en una composición abigarrada expresionista, escéptica, radi-
calmente crítica.
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