los desastres de la guerra DESASTRES DE LA GUERRA - Goya- | Page 202
sus experimentos de Nueva York cuando incitaba a alumnos como Pollock a
que dejaran escurrir los brochazos, a la action painting (pintura de acción)
o a la pintura gestual, recorre con la punta seca aquí y acullá, como si de
trallazos se tratara y crea un dibujo desolador. Una de las grandes obras
del expresionismo, antes de que este fuera codificado por los historiadores
del arte.
La estampa es clave para la comprensión del conjunto y que bien
podría haber sido la estampa final de la serie. Un esqueleto sale de la tum-
ba con un papel en la mano en el que aparece escrito “Nada”, puede in-
terpretarse como un síntoma de incredulidad religiosa o, creemos que de
manera más acertada, como el mensaje que resume y ex- plica los atroces
acontecimientos antes descritos. El rostro del cadáver está aún con elemen-
tos de carne lo que hacen de él un producto en plena descomposición. Una
osamenta rodeada de seres fantasmales, como un recordatorio a sumar a
la figura que sostiene el rótulo de Nada. No hay nada, puro escepticismo.
Goya, entra en la senda de la incredulidad producto de una observación
atenta del comportamiento de los seres humanos en situaciones extremas.
No hay lugar para eso que los sicólogos de pacotilla ahora definen como la
actitud positiva. La realidad es más terca, más tenebrosa. El romanticismo
simplón ha sido barrido.
Nada. Ello lo dice. El dolor y el sufrimiento han sido inútiles. De
nada han servido la destrucción y la muerte en la regeneración del país,
la monarquía fernandina ha dejado todo incluso peor que antes de tanta
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