los desastres de la guerra DESASTRES DE LA GUERRA - Goya- | Page 136

Qué más le queda por mostrarnos, qué más podemos esperar en esta secuencias de horrores concatenados. Un cuerpo, colgado boca abajo con sus piernas dobladas, decapitado, mutilado sexualmente y su cabeza puesta en picota aprovechando el saliente de una rama, y por sus brazos cortados y maniatados también son colgados. Qué más podemos ver? Puede haber mayor horror?, hemos visto en otra ocasión algo semejante en la plástica equiparable a esta plancha y a la número 37? El clímax de brutalidad parece no tener fin. Goya no nos ahorra escenas incorrectas, feas, antiartísticas, si es que estos conceptos significan algo. Por el contrario, reacciona con el deber moral de herirnos con sus pun- zantes imágenes. Una manera de oxigenar nuestra podredumbre. La composición no solo recurre al primerísimo plano, sino que ade- más vuelve a la poderosa composición en diagonal, que comenzando en la formidable y terrible cabeza del decapitado llega a la del hombre de la izquierda, a quien su postura le hace tocar la tierra con la suya. Poco más queda añadir, si no fuera repetir lo que tantas veces veni- mos apuntando. Otro detalle que parece ya insuperable en esta colección plural del sufrimiento y la degradación a la que puede llegar nuestra espe- cie. 138