los desastres de la guerra DESASTRES DE LA GUERRA - Goya- | Page 116
atención recurriendo a una composición de cuatro figuras, tres de las cuales
son soldados franceses, que no teniendo un árbol adecuado deben excederse
en su acto asesino estirando los pies del vencido. Ya no basta con el ahorca-
miento, hay que colaborar brutalmente en la agonía del reo. No contento,
otro de los soldados empuja con uno de sus pies, mientras se mofa. Por qué
tanta crueldad se pregunta nuestro pintor, por qué tanta degradación, por
qué tanta maldad sobreañadida?
Sordo, desilusionado de los herederos de la Revolución francesa, su
escepticismo se alimenta con interrogantes como la del epígrafe. Qué di-
fícil volver a creer en la condición humana, no solo capaz de matar sino
de ensañarse con el moribundo. El ser humano degradado hasta extremos
repugnantes.
La composición llena de dinamismo actuante, nos va adentrando en
el expresionismo plástico. Se desdibuja aparentemente, con intención para
acompasar contenido y continente, forma y fondo. Un expresionismo que
no solo desenmascara nuestras miserias interiores, sino que está atento a
cuanto nos animaliza y para ello dibuja con tristeza, con desgana pero con
seguridad. Las figuras se desentienden de academicismos estériles y per-
feccionistas. El contraste entre el soldado y el torturado no puede ser más
acusado. La atrocidad se libera de cualquier atributo de culpabilidad, y lo
ignominioso se trata como normalidad. Es la consabida treta de la guerra.
Matar sin conciencia asesina.
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