los desastres de la guerra DESASTRES DE LA GUERRA - Goya- | Page 106
Desde el punto de vista estrictamente plástico, crea una tensión tan
visceral que parece que oímos a las turbas y sentimos en nosotros el arrastre
de ese cuerpo. La sabia composición de Goya vuelve a la diagonal. La soga
de arrastre, junto al contraste entre los dos cuerpos principales, que se com-
plementan por contraposición, logra hacernos sentir el instante. Uno, que
parece llevar una pelliza de piel de cordero blanca, contrasta con la otra
figura oscura que se concentra en tirar, lanzando su cabeza hacia adelante
para acompasarla con sus manos y su esfuerzo. El más cercano, sin dejar de
ayudar al compañero, vuelve la cabeza hacia atrás para ver la escena. Las
siluetas de atrás, una con espada y otra con un palo ayudan a dotar a la
escena de mayor ensañamiento. El punto de vista, Goya lo coloca muy bajo,
con lo que la escena cobra aún mayor peso y al situar al populacho en un
plano trasero por el que se asoman, nos da información del “espectáculo”
sin que por ello la plebe distraiga la dureza del apaleamiento y arrastre. Es
también un recurso visual, que dota de fuerza dramática, que la víctima esté
saliendo del borde de la plancha y en una pendiente suma mayor dificultad
dolorosa al arrastre. El trazo como siempre preciso, potente, ansioso.
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