Los Cuentos de Beedle el Bardo Los Cuentos de Beedle el Bardo pdf | Page 13
poderosa que existiera, una varita que ganara siempre en los duelos para su
dueño, ¡una varita digna de un mago que había vencido a la Muerte!.
Así la Muerte cruzó hasta un viejo árbol de Sauco en la ribera del rió,
dando forma a una varita de una rama que colgaba, y se la entrego al
hermano mayor.
Entonces el segundo hermano, que era un hombre arrogante, decidió que
quería humillar a la Muerte todavía más, y pidió el poder de resucitar a los
muertos. Así la muerte recogió una pierda de la orilla del rió y se la dio al
segundo hermano, y le dijo que la piedra tenia el poder de traer de vuelta a
los muertos.
Entonces la Muerte preguntó al tercer y mas joven de los hermanos lo que
quería. El hermano mas joven era el mas humilde y también el mas sabio de
los hermanos, y no confiaba en la Muerte. Así que pidió algo que le
permitiera marcharse de aquel lugar sin que la muerte pudiera seguirle. Y
la Muerte, de mala gana, le entrego su propia Capa de Invisibilidad.
La Muerte se apartó y permitió a los tres hermanos continuar su camino, y
así lo hicieron, charlando asombrados sobre la aventura que habían vivido, y
admirando los regalos de la Muerte.
En su debido momento los hermanos se separaron, cada uno hacia su propio
destino.
El primero hermano viajo durante una semana más, y alcanzó un pueblo
lejano, acompañando a un camarada mago con el que tuvo una riña.
Naturalmente con la Varita del Sauco como arma, no podía perder en el
duelo que seguiría. Dejando al enemigo en el suelo el hermano mayor
avanzó hacia la posada, donde alardeó en vos alta de la poderosa varita
que le había arrebatado a la Muerte, y de cómo ésta lo hacia invencible.
Esa misma noche, otro mago se acercó sigilosamente al hermano mayor que
yacía, empapado en vino, sobre la cama. El ladrón tomo la varita y para
mas seguridad, le corto la garganta al hermano mayor.
Y así la Muerte tomó al primer hermano para si.
Entretanto, el segundo hermano viajaba hacia su casa, donde vivía solo. Allí
sacó la piedra que tenia el poder de resucitar a los muertos, y la volteó tres
veces en su mano. Para su asombro y su deleite, la figura de la chica con la
que una vez había esperado casarse, antes de su muerte prematura, apareció
ante el.
Pero ella estaba triste y fría, separada de el por un velo. Sin embargo había