LONG Magazine Long Magazine Edición Invierno 2015 | Page 68

Arte Por Gabriela Doldán “La palabra estafador me desagrada y además no encuentro justa. Soy víctima de las costumbres y leyes del mundo de la pintura. ¿El verdadero escándalo no es acaso el propio mercado? En un mero plano artístico desearía considerarme como intérprete. Al igual que se ama a Bach a través de Óistraj, se puede amar a Modigliani a través de mí.” Elmyr de Hory El arte del fraude Las falsificaciones son tan antiguas como el arte. Muchos lograron burlar a los expertos tasadores. Hans Van Meegeren tuvo el desacierto de venderle uno de sus cuadros falsificados a un nazi, por lo que fue acusado de traición y lo apresaron. Para conseguir que lo exculparan tuvo que pintar delante de un juez y demostrar sus habilidades falsificadoras. Elmyr de Hory fue capaz de vender Picassos a precios astronómicos, John Myatt acabó teniendo su propio programa de TV y Eric Hebborn, después de incendiar su escuela y entrar en un reformatorio, encontró su verdadera vocación artística. La falsificación a través de la historia La historia de las falsificaciones se remonta hasta los fenicios, que realizaban copias de vasijas egipcias. En tiempo de los romanos se realizaban copias de las esculturas griegas y ya en el Renacimiento se profesionalizó el rubro. A los grandes maestros les era más provechoso enseñar su estilo a un aprendiz para venderlo a buen precio que perder el tiempo realizando cuadros que no interesaban a nadie. El propio Miguel Ángel, siguiendo las ordenes de su mecenas Lorenzo de Médici, enterraba esculturas de mármol en suelos ácidos para darles apariencia de antigüedades. Tan extendido ha estado y está el arte falsificado que hasta cuenta con un museo en Viena, el Museo de la Falsificación (Fälschermuseum). Se estima que un 10 a 15 porciento de las obras expuestas en los museos a nivel mundial son falsificaciones. De entre ellas, las siguientes lograron burlar a expertos: HANS VAN MEEGEREN (1889-1947) Arquitecto holandés que pintaba con el estilo de los pintores del siglo XVII, especialmente de Vermeer y Pieter de Hooch. Fue capaz de engañar al experto más reconocido de la época quién certificó una obra suya con la autoría de Vermeer. Poco antes de la Segunda Guerra Mundial regresó a su país y se hizo millonario con sus falsificaciones. Procesado por traición Cometió el error de vender un cuadro al nazi Hermann Goering y, al terminar la guerra, los aliados nombraron un comité de rescate de obras de arte robadas por los nazis. Entre ellos se descubrió un Vermeer en la colección de Goering y al rastrear el origen se llegó a Van Meegeren, acusado de traición por vender el patrimonio cultural holandés al enemigo y procesado con prisión. La defensa El abogado de Van Meegeren sorprendió al juez con una declaración inverosímil: el Vermeer era en realidad un Van Meegeren. No podía ser traidor sino un héroe por haber engañado al enemigo. Se nombró una comisión de expertos que determinaron que el cuadro era un temprano, pero clarísimo y perfecto, Vermeer. Para probar la verdad tuvo que pintar delante del juez y del jurado. 66 LONG DISEÑO ERIC HEBBORN (1934-1996) Proveniente de una familia londinense de escasos recursos, se le conocía como niño problemático. Después de prender fuego a su escuela a los ocho años de edad en un acto de protesta frustrada, fue enviado a un reformatorio. Allí los profesores reconocieron su talento y lo animaron para que estudiara pintura. Finalmente fue aceptado en la Real Academia de Bellas Artes, donde le otorgaron una medalla de plata y una beca para estudiar en Italia. Cuando aún era estudiante, Hebborn trabajaba para el restaurador de cuadros George Aczel con el que aprendió no solo a limpiar y retocar pinturas sino también a producir grietas para imitar el efecto que produce el paso del tiempo. Hebborn era un maestro. Falsificó esculturas de bronce y pinturas que se habían aceptado como de Corot, Boldini, Augustus Edwin John y David Hockney. La National Gallery de Canadá admitió en 1978 que un cuadro de su colección atribuido a Stefano de la Bella era, en realidad, de Hebborn. El British Museum, a su vez, confirmó que el Van Dyck que había exhibido por más de diez años no era más que obra de Hebborn. El orgullo de falsificar El trabajo de este artista era perfecto y, a diferencia de lo que uno pensaría normalmente, no se quedó con la boca cerrada. Escribió un libro titulado Manual del Falsificador de Arte donde se proporcionan amplias informaciones sobre el modo de encontrar papel antiguo y de hacer tinta. En él además describe los pigmentos que empleaban varios maestros antiguos y cómo imitarlos, también la madera o lienzo a utilizar. JOHN MYATT (1945) Pintor de nacionalidad inglesa, que trabajaba modestamente como profesor. En 1985 su esposa lo abandonó dejándolo a cargo de sus dos pequeñas hijas. Sin tiempo suficiente para trabajar como profesor y criar a sus pequeñas, Myatt publicó un anuncio en el que ofrecía falsos originales, pinturas del siglo XIX y XX, desde 150€. ELMYR DE HORY (1906-1976) Pintor húngaro de familia aristocrática nacido en 1922, que murió exponiendo con su propia firma e