Open Kitchen
Por Ivonne Huber
Gastro News
El restaurante la Molleja se reinventa
Vuelve esta clásica parrillada creada en 1989 pero con un servicio
muy innovador al que denominan como Open Grill, un híbrido entre
una churrasquearía y el servicio a la carta donde el juego consiste
en un menú de seis pasos a ser consumidos en dos horas. A medida
que uno elige qué degustar a cada paso va creando su propio menú:
bolitas de mandioca y queso, parrillitas con todo lo típico nuestro,
arroz kesu cremoso, provoletas con tomates secos, deliciosos cortes
de carne al punto deseado y varias opciones más. No hay que
olvidar las crocantes mollejas y sus combinaciones especiales, las
cuales dan nombre a este clásico asunceno. El espacio interior con
grandes ventanales y con un servicio de excepción convierten a este
restaurante en una opción original, deliciosa y diferente.
Facebook: La Molleja Open Grill.
Calle Cruz del Defensor esq. Mc Mahon
Apertura de las Tablas Alagló
En octubre se inagura de las manos de Sabores Alagló un nuevo
emprendimiento: Las Tablas Alagló, un concepto diferente. Este
nace para acompañar a un teatro vanguardista que va a ofrecer
actividades culturales, las cuales irán de la mano de deliciosos vinos,
tablas de queso muy innovadoras y muchas delicatessen a descubrir
en un ambiente luminoso, distendido y cool. Se trata de un espacio
de tendencia europea donde lo primordial son los sabores y texturas
de las distintas delicias ofrecidas. Panes hechos en casa, bruschettas
y mucho más servidos en unas bellas tablas. Además, una de las
protagonistas del lugar será la pastelería de última tendencia. Esta
juega con sabores nuestros y sorprendentes combinaciones. ¡A
tomar nota y a agendar!
Espacio Casa Mayor: Malutín entre Guido Spano y Andrade. Horario:
9:00 hs a 21:00 hs. Horarios especiales según programación del
teatro.
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LONG GASTRONOMÍA
La columna de Ivonne
De la intolerancia
física a la
tolerancia interna
Muchas veces vemos un cambio externo como una limitación. Eso
es natural en el ser humano, lo que a veces se nos escapa es que
un cambio puede significar un mundo entero de oportunidades.
En estos días la celiaquía y las diferentes intolerancias alimentarias
se han convertido en la realidad de muchas personas. Según
un estudio de FUPACEL (Fundación Paraguaya de Celíacos) se
estima que en nuestro país existen aproximadamente 60 000
celíacos, a razón de 1 cada 100 personas. Esta reacción del cuerpo
ante un componente de los alimentos puede tener síntomas
desagradables, lo cual desemboca en malas digestiones o
irritaciones del sistema digestivo.
El primer paso es la detección de la intolerancia aunque, el
verdadero desafío comienza cuando nos damos cuenta que
somos intolerantes a alimentos tan básicos como el pan, los
lácteos, los huevos o el azúcar. Estos conforman los pilares de
nuestra alimentación y es en los que la industria se basa. Sin ellos
nos parece imposible poder vivir.
La verdad es que, como muchas cosas en la vida, la apreciación
a los sabores la hemos formado por el hábito. La costumbre de
ingerir desde la infancia constantemente algunos de ellos es la
que nos hace sentir cierta cercanía, un cariño hacia los mismos.
Así, de la misma forma en que creamos un espectro de sabores y
texturas con los que nos sentimos familiarizados, podemos volver
a concebirlos con un poco de buena voluntad e intención. En vez
de mentalizarnos en que el comer es un mero acto de nutrición
–solución a la que muchos acuden– podemos enfocarnos en
encontrar ese mismo placer y satisfacción en los nuevos sabores y
texturas que nos debemos degustar. Y sí, a veces lleva tiempo. No
es algo ni mecánico ni fácil, aun así si llegamos a ser conscientes
de que el gusto por un sabor es algo que adquiriremos con el
tiempo y que, además, vendrá acompañado de salud, nutrientes
y liviandad, lo obtenido de ésta combinación es de un valor
agregado incomparable.
Para poder disfrutar de nuevos ingredientes tenemos que
encararlos como lo que son: nuevos ingredientes. Esperar a que
estos sepan igual a los anteriores es un error, por más que la
industria se empecine en llamarlos de la misma manera. Para
facilitar el cambio ya existen en nuestro país varias tiendas en
las que podemos encontrar ingredientes sustitutos como leches
vegetales, harinas de garbanzo, maíz, semillas, etc. Además, la
fundación mencionada anteriormente realiza test a los alimentos
para declararlos aptos o no para el consumo de personas con
celiaquía. Es así como con un cambio de actitud y una dosis
de buena voluntad puede pasar de ser un sufrimiento por un
supuesto límite a ser una nueva aventura.