Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 183
oído. La sensación surgía como agua en su cuerpo, concentrándose en su vientre,
su sexo, sus pechos doloridos. Se extendía, radiante, anonadándola. Y, cuando se
corrió, con la vista borrosa, los ruidos se desvanecieron. Era un ser de pura
sensación, puro placer, escalando cada vez más. Se estaba hundiendo en él.
Alec se detuvo.
Dylan jadeaba. Y él también.
—¿Alec?
—Nena. No quiero que se termine tan rápido. Dame un minuto… Aguanta.
Él salió de ella y la atrajo hacia sí. Ella podía notar el tejido basto de sus
vaqueros contra sus muslos, con la cremallera irritándole la piel. Y la suavidad del
jersey que él llevaba. Le quedaba genial sobre la piel desnuda. Eso, y sus manos
acariciándole el estómago, sobándole los pezones. Y después, deslizándose entre
sus muslos, entrando dentro de ella.
—Estás tan mojada. Tan dispuesta.
—Sí.
—Aunque te he estado follando muy duro…
—Sí….
—¿Necesitas volverte a correr, nena? —Le metió los dedos dentro.
—¡Sí!
—Bien. Quiero que lo hagas. Vamos.
A esas alturas, ya sabía que no debía hacer preguntas. Y, en realidad, era
fantástico no tener que pensar.
Ella le siguió mientras él la llevaba hasta el lavabo. Se quedó quieta mientras
él se desnudaba, se quitaba el preservativo y abría el agua antes de entrar en el
suelo de baldosas blancas de la ducha junto a ella.
Alec había abierto el mecanismo de chorro de lluvia de la ducha y el agua
caía en cascada encima de ellos, exactamente como una lluvia cálida. Le calmaba la
piel irritada del culo. Alec la atrajo hacia él, abrazándola, y ella se dejó caer en sus
brazos, permitiendo que la levantara.
Aún sentía plena necesidad de él. Y él de ella; lo notaba en su polla, dura,
dispuesta y apretándole el vientre. Pero era fantástico estar, sencillamente, juntos,
piel contra piel, con el agua caliente cayendo a su alrededor y el vapor
levantándose.