Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 155
se endurecían bajo el contacto de sus dedos… Y joder, cuando él se metía dentro de
ella, era una fuente de calor empapado. Como seda ardiente, dura y brillante.
Le vibraba la polla y bajó la mano para apretarse la parte delantera de sus
vaqueros. No sirvió de nada. Nada lo haría. No hasta que la volviera a ver. Hasta
que la tuviera desnuda, preparada. Hasta que volviera a estar dentro de su cuerpo.
Mierda.
Se apartó del escritorio, se bajó la cremallera de los vaqueros y sacó la polla
antes de poner la mano sobre la barra erecta. Visualizó a Dylan. Tenía las piernas
largas y esbeltas, el estómago rígido y una extensión lisa de piel satinada. Y más
abajo, estaba en gran parte afeitada, con el coño surgiendo como una especie de
flor, abriéndose a él. Podía ver los labios rosas, hinchados por la necesidad,
brillando de deseo.
Alec gruñó, empezó a tocarse. Tenía la polla dura como el acero, palpitante.
Se pasó los dedos por la punta, imaginándose que era su boca, con esos labios rojos
y sensuales rodeándole, tragando su carne.
Arqueó las caderas dentro de su puño y empujó lo bastante fuerte para
hacerse un poco de daño. Le hizo pensar en ella, en el modo como ella disfrutaba
cuando él le agarraba los pezones y se los pellizcaba. Siempre se ponía enferma
cuando él la pellizcaba, cuando la azotaba. Le encantaba.
Y a él también.
Empujaba sobre su palma, una y otra vez.
«Dylan…»
Esos enormes ojos grises, su boquita caliente. Su coño. Cómo le agarraba
fuerte mientras llegaba al clímax.
Dos sacudidas fuertes más y se estaba corriendo.
«¡Dylan!»
Se corrió por encima de los vaqueros, pero le daba igual.
Jadeaba mientras la polla todavía vibraba con pequeñas olas de placer.
Podía ver a Dylan si cerraba los ojos. Ese precioso rostro…
En ese momento, nada le importaba salvo ella.
Más tarde pensaría qué diablos significaba aquello.
Estaba hecha un manojo de nervios cuando por fin sonó el maldito timbre
de la puerta. Lo había estado esperando todo el día, con la tensión y la necesidad
creciendo hasta que ya no lo había podido soportar.