Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 88

negocio. Vaya… Es rica, también. —¿Lo dejaste? —No era para mí. Estuve dos años. Por desgracia, mis padres no fueron tan comprensivos. Frunzo el ceño. El señor Grey y la doctora Grace Trevelyan en actitud reprobadora… soy incapaz de imaginarlo. —No parece que te haya ido demasiado mal haberlo dejado. ¿Qué asignaturas escogiste? —Ciencias políticas y Economía. Mmm… claro. —¿Así que es rica? —murmuro. —Era una esposa florero aburrida, Anastasia. Su marido era un magnate… de la industria maderera. —Sonríe con aire desdeñoso—. No la dejaba trabajar. Ya sabes, era muy controlador. Algunos hombres son así. Me lanza una rápida sonrisa de soslayo. —¿En serio? ¿Un hombre controlador? Yo creía que eso era una criatura mítica. —No creo que mi tono pudiera ser más sarcástico. La sonrisa de Christian se expande. —¿El dinero que te prestó era de su marido? Asiente, y en sus labios aparece una sonrisita maliciosa. —Eso es horrible. —Él también tenía sus líos —dice Christian misteriosamente, mientras entra en el aparcamiento subterráneo del Escala. Ah… —¿Cuáles? Christian mueve la cabeza, como si recordara algo especialmente amargo, y aparca al lado del Audi Quattro SUV. —Vamos. Franco no tardará. *** En el ascensor, Christian me observa. —¿Sigues enfadada conmigo? —pregunta con naturalidad. —Mucho. Asiente. —Vale —dice, y mira al frente. Cuando llegamos, Taylor nos está esperando en el vestíbulo. ¿Cómo consigue anticiparse siempre? Coge mi maleta. —¿Welch ha dicho algo? —pregunta Christian. —Sí, señor. —¿Y?