Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 268
ternura, mientras le dice algo en voz baja.
¡No!
Mientras Taylor me lleva escaleras abajo, yaciendo inerte en sus brazos,
intento asimilar lo que ha pasado en los últimos diez minutos… ¿O han sido más? ¿O
menos? He perdido la noción del tiempo.
Christian y Leila, Leila y Christian… ¿juntos? ¿Qué está haciendo con ella
ahora?
—¡Joder, Ana! ¿Qué coño está pasando?
Me siento aliviada al ver a Ethan, caminando nerviosamente arriba y abajo
por el vestíbulo, todavía cargado con su enorme bolsa. ¡Oh, gracias a Dios que está
bien! Cuando Taylor me deja en el suelo, prácticamente me abalanzo sobre él,
rodeándole el cuello con los brazos.
—Ethan. ¡Oh, gracias a Dios!
Le abrazo muy fuerte. Estaba tan preocupada que, por un momento, obtengo
cierto respiro del pánico creciente que siento respecto a lo que está ocurriendo arriba
en mi apartamento.
—¿Qué coño está pasando, Ana? ¿Quién es este tío?
—Oh, perdona, Ethan. Este es Taylor. Trabaja para Christian. Taylor, este
es Ethan, el hermano de mi compañera de piso.
Se saludan con un leve movimiento de cabeza.
—Ana, ¿qué está pasando ahí arriba? Estaba buscando las llaves del
apartamento cuando esos tíos aparecieron de la nada y me las quitaron. Uno de ellos
era Christian…
Ethan se queda sin palabras.
—Llegaste tarde… Gracias a Dios.
—Sí. Me encontré con un amigo de Pullman… y nos tomamos una copa
rápida. ¿Qué está pasando ahí arriba?
—Hay una chica, una ex de Christian. En nuestro apartamento. Se ha vuelto
loca, y Christian está…
Se me quiebra la voz, y se me llenan los ojos de lágrimas.
—Eh… —susurra Ethan y me abraza con fuerza—. ¿Alguien ha llamado a
la policía?
—No, no se trata de eso.
Sollozo pegada a su pecho y, en cuanto empiezo, ya no puedo parar de
llorar, las lágrimas liberando toda la tensión de este último episodio. Ethan me abraza
más fuerte, pero noto que está desconcertado.
—Venga, Ana, vamos a tomar una copa.
Me da unas palmaditas en la espalda con cierta incomodidad. De repente,
yo también me siento incómoda, y avergonzada, y lo que realmente quiero es estar sola.
Pero asiento y acepto su oferta. Quie &