Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 154
algún lado.
—Sí, señor. Le llamaré para decirle dónde.
—¿No estamos exagerando un poco? —pregunto.
Christian me fulmina con la mirada.
—Puede que vaya armada —replica.
—Christian, estaba ahí parada a los pies de la cama. Podría haberme
disparado si hubiera querido.
Christian hace una breve pausa para refrenar su mal humor, o al menos eso
parece.
—No estoy dispuesto a correr ese riesgo —dice en voz baja pero
amenazadora—. Taylor, Anastasia necesita zapatos.
Christian se mete en el vestidor mientras el otro guardaespaldas me vigila.
No recuerdo cómo se llama, Ryan quizá. No deja de mirar al pasillo y las ventanas del
balcón, alternativamente. Pasados un par de minutos Christian vuelve a salir con
tejanos y el bléiser de rayas y una bandolera de piel. Me pone una chaqueta tejana
sobre los hombros.
—Vamos.
Me sujeta fuerte de la mano y casi tengo que correr para seguir su paso
enérgico hasta el gran salón.
—No puedo creer que pudiera estar escondida aquí —musito, mirando a
través de las puertas del balcón.
—Este sitio es muy grande. Todavía no lo has visto todo.
—¿Por qué no la llamas, simplemente, y le dices que quieres hablar con
ella?
—Anastasia, está trastornada, y puede ir armada —dice irritado.
—¿De manera que nosotros huimos y ya está?
—De momento… sí.
—¿Y si intenta disparar a Taylor?
—Taylor sabe mucho del manejo de armas —replica de mala gana—, y
será más rápido con la pistola que ella.
—Ray estuvo en el ejército. Me enseñó a disparar.
Christian levanta las cejas y, por un momento, parece totalmente perplejo.
—¿Tú con un arma? —dice incrédulo.
—Sí. —Me siento ofendida—. Yo sé disparar, señor Grey, de manera que
más le vale andarse con cuidado. No solo debería preocuparse de ex sumisas
trastornadas.
—Lo tendré en cuenta, señorita Steele —contesta secamente, aunque
divertido, y me gusta saber que, incluso en esta situación absurdamente tensa, puedo
hacerle sonreír.
Taylor nos espera en el vestíbulo y me entrega mi pequeña maleta y mis