Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 76

¿Qué? —¿Qué quieres decir? —Exactamente lo que he dicho. Suspira y mueve la cabeza, divertido pero también impaciente. —Tengo que mostrártelo, Anastasia. ¿A qué hora sales del trabajo esta tarde? —A las ocho. —Bien, podríamos ir a cenar a mi casa de Seattle esta noche o el sábado que viene, y te lo explicaría. Tú decides. —¿Por qué no puedes decírmelo ahora? —Porque estoy disfrutando de mi desayuno y de tu compañía. Cuando lo sepas, seguramente no querrás volver a verme. ¿Qué significa todo esto? ¿Trafica con niños de algún recóndito rincón del mundo para prostituirlos? ¿Forma parte de alguna peligrosa banda criminal mafiosa? Eso explicaría por qué es tan rico. ¿Es profundamente religioso? ¿Es impotente? Seguro que no… Podría demostrármelo ahora mismo. Me incomodo pensando en todas las posibilidades. Esto no me lleva a ninguna parte. Me gustaría resolver el enigma de Christian Grey cuanto antes. Si eso implica que su secreto es tan grave que no voy a querer volver a saber nada de él, entonces, la verdad, será todo un alivio. ¡No te engañes!, me grita mi subconsciente. Tendrá que ser algo muy malo para que salgas corriendo. —Esta noche. Levanta una ceja. —Como Eva, quieres probar cuanto antes el fruto del árbol de la ciencia. Suelta una risa maliciosa. —¿Está riéndose de mí, señor Grey? —le pregunto en tono suave. Pedante gilipollas. Me mira entornando los ojos y saca su BlackBerry. Pulsa un número. —Taylor, voy a necesitar el Charlie Tango. ¡Charlie Tango! ¿Quién es ese? —Desde Portland a… digamos las ocho y media… No, se queda en el Escala… Toda la noche. ¡Toda la noche!