Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 263

—Sí, mamá. Te quiero. —Te quiero muchísimo, Ana. Cuídate, cielo. Cuelgo y me enfrento a Kate, que me mira furiosa. —¿Te ha vuelto a disgustar ese capullo indecentemente rico? —No… es que… eh… sí. —Mándalo a paseo, Ana. Desde que lo conociste, estás muy trastornada. Nunca te había visto así. El mundo de Katherine Kavanagh es muy claro: blanco o negro. No tiene los tonos de gris vagos, misteriosos e intangibles que colorean el mío. «Bienvenida a mi mundo.» —Siéntate, vamos a hablar. Nos tomamos un vino. Ah, ya has bebido champán. —Examina la botella—. Del bueno, además. Sonrío sin ganas, mirando aprensiva el sofá. Me acerco a él con cautela. Uf, sentarme. —¿Te encuentras bien? —Me he caído de culo. No se le ocurre poner en duda mi explicación, porque soy una de las personas más descoordinadas del estado de Washington. Jamás pensé que un día me vendría bien. Me siento, con mucho cuidado, y me sorprende agradablemente ver que estoy bien. Procuro prestar atención a Kate, pero la cabeza se me va al Heathman: «Si fueras mía, después del numerito que montaste ayer no podrías sentarte en una semana». Me lo dijo entonces, pero en aquel momento yo no pensaba más que en ser suya. Todas las señales de advertencia estaban ahí, y yo estaba demasiado despistada y demasiado enamorada para reparar en ellas. Kate vuelve al salón con una botella de vino tinto y las tazas lavadas. —Venga. Me ofrece una taza de vino. No sabrá tan bueno como el Bolly. —Ana, si es el típico capullo que pasa de comprometerse, mándalo a paseo. Aunque la verdad es que no entiendo por qué tendría que suceder. En el entoldado no te quitaba los ojos de encima, te vigilaba como un halcón. Yo diría que estaba completamente embobado, pero igual tiene una forma curiosa de demostrarlo. ¿Embobado? ¿Christian? ¿Una forma curiosa de demostrarlo? Ya te digo. —Es complicado, Kate. ¿Qué tal tu noche? —pregunto.